Con la muerte de Norberto Bobbio, desaparece también un defensor de la vida

ROMA, lunes, 12 enero 2004 (ZENIT.org).- El mundo político y cultural ha acogido con unánime pesar la noticia de la muerte de Norberto Bobbio –ocurrida el pasado viernes en la ciudad italiana de Turín—, de la que también se han hecho eco el diario del Vaticano «L’Osservatore Romano» y «Radio Vaticana» al recordar a «una de las figuras laicas más relevantes del siglo XX».

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Durante muchos años fue profesor de Filosofía del Derecho, Ciencias Políticas y Filosofía de la Política en la Universidad de Turín. En 1984, el entonces presidente de la República, Sandro Pertini, le nombró senador vitalicio. Bobbio, de 94 años, había sido hospitalizado el pasado 27 de diciembre por una crisis respiratoria.

Se definía como «un laico, no laicista ni anticlerical», y en años recientes, la revista «Civiltà Cattolica» había hablado del filósofo como de un ejemplo de alta sensibilidad ética y le calificó como un autorizado interlocutor de la cultura cristiana, aún desde posiciones agnósticas.

El diario católico «Avvenire» recuerda que en vísperas del referéndum italiano sobre el aborto, el «Corriere della sera» del 8 de mayo de 1981 publicó una entrevista en la que Bobbio explicaba sus razones a favor de la vida y manifestaba su estupor por el hecho de que «los laicos dejen a los creyentes el honor de afirmar que no se debe matar».

Para el filósofo, el aborto se trataba de una cuestión «muy difícil»: el «clásico problema en el que nos encontramos frente a un conflicto de derechos y deberes», «ante todo, el derecho fundamental del concebido, ese derecho de nacimiento sobre el cual, en mi opinión, no se puede transigir».

«Es el mismo derecho en nombre del cual soy contrario a la pena de muerte –reconoció entonces–. Se puede hablar de despenalización del aborto, pero no se puede ser moralmente indiferente ante el aborto».

Bobbio recordó igualmente: «Dice Stuart Mill: “Sobre sí mismo, sobre su mente y sobre su cuerpo, el individuo es soberano”. Ahora las feministas dicen: “Mi cuerpo es mío y lo administro yo”. Parecería una perfecta aplicación de este principio. En cambio, yo digo que sería aberrante incluir en esto el aborto».

«El individuo es uno, individual. En el caso del aborto hay “otro” en el cuerpo de la mujer –advirtió–. El suicida dispone de su propia vida. Con el aborto se dispone de una vida ajena».

Dado que la actividad, libros y enseñanza del profesor Bobbio eran testimonio de un espíritu firmemente laico, al observársele que sus declaraciones podían suscitar sorpresa en el mundo laico, repuso finalmente: «Querría preguntar qué sorpresa puede haber en el hecho de que un laico considere como válido en sentido absoluto, como un imperativo categórico, el “no matarás”. Y me sorprendo por mi parte de que los laicos dejen a los creyentes el privilegio y el honor de afirmar que no se debe matar».

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ZENIT Staff

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