MADRID, lunes, 2 febrero 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha constatado que Internet se está convirtiendo en un medio de promoción del turismo sexual y de la pedofilia, por lo que recuerda la libertad de comunicación en este campo debe estar guiada por la ética.
«Existe un tipo de comunicación turística «on-line», que alimenta, por ejemplo, la difusión del vergonzoso mercado de la pederastia y del así llamado turismo sexual», denunció monseñor Piero Monni, delegado de la Santa Sede en la Primera Conferencia Mundial sobre la Comunicación en ámbito turístico, celebrada en Madrid del 29 al 30 de enero.
El observador permanente vaticano ante la Organización Mundial del Turismo reconoció que uno de los grandes problemas de este medio de promoción del abuso sexual de los menores consiste en la dificultad para «identificar los autores de este crimen».
«La libertad dentro de Internet y dentro de todo el sistema mediático no es un tabú inviolable –afirmó–. También tienen que confrontarse con la exigencia crítica de la evaluación de los valores humanos, como el respeto de la dignidad de la persona».
«El papel de la comunicación y de los comunicadores, sobre todo en el sector turístico, no puede eximirse de la consideración de una responsabilidad ética, no sólo porque la comunicación desempeña un papel central para transmitir valores éticos, sino también porque los comunicadores son a su vez empresarios y, por tanto, forman parte de una comunidad de negocios».
«También estos últimos tendrán que respetar una deontología profesional, caracterizada por la más absoluta corrección de comportamiento –exigió–. Esto tiene que tenerse en cuenta, aunque subsistan dificultades debidas a una tecnología comunicativa que se desarrolla vertiginosamente y que parece escaparse del control del hombre».
«Actualmente –reconoció–, quizá, la técnica ya no está al servicio de la persona y más bien da la impresión de que se orienta a gobernar al hombre».
Por el contrario, el turismo y sus medios de comunicación, afirmó el representante papal, deben ser «una oportunidad de formación de la persona».
De hecho, consideró, el turismo puede convertirse en «el sector potencialmente más adecuado para contribuir a la lucha por la reducción de la pobreza en los así llamados países del tercer mundo».