NUEVA YORK, sábado, 14 febrero 2004 (ZENIT.org).- Los padres de familia que vieron el Super Bowl --la final de fútbol americano-- hace dos domingos se dieron cuenta de golpe de lo bajo que han caído los medios. El espectáculo del descanso, organizado por la MTV, y la vulgaridad de muchos anuncios de televisión han recibido críticas de numerosas organizaciones familiares.

La Comisión Federal para las Comunicaciones está considerando ya aumentar la multa máxima por indecencia --actualmente es de sólo 27.500 dólares--. Las propuestas pendientes en el congreso apuntan a un aumento de diez veces en la cuantía de las multas, informaba el 4 de febrero el Washington Times.

La preocupación sobre la falta de moralidad de los medios está en el centro del mensaje del Papa para este año con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el 23 de mayo. En el mensaje, hecho público el mes pasado, Juan Pablo II reconocía que los medios modernos han enriquecido «la vida no sólo de los individuos, sino también de las familias».

Pero también advertía que «las familias afrontan hoy nuevos desafíos, que brotan de los diversos mensajes, a menudo contradictorios, que transmiten los medios de comunicación social». El Papa invitaba a las familias a reflexionar sobre el uso que hacen de los medios de comunicación, y también a estar más atentos sobre el modo en que los medios de comunicación tratan a la familia y las cuestiones que afectan a la familia.

La preocupación de la Iglesia, explicaba el mensaje papal, tiene su fundamento en la enseñanza evangélica «de la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12, 34-35). En esta dimensión interior de nuestros corazones podemos crecer o disminuir en nuestro status moral, en la forma en que escogemos hablar, y a las influencias a las que nos permitimos exponernos. De esta manera, nuestro uso de los medios necesita estar marcado por la sabiduría y el discernimiento, explica el mensaje.

El Papa expresaba una preocupación particular sobre cómo los medios presentan el matrimonio y la vida familiar. Esto no significa que la familia se nos debería presentar sin defectos -- no es eso-- sino que en medio de estos problemas es necesario que se haga un esfuerzo «por discernir lo correcto de lo incorrecto, distinguir el amor auténtico de sus falsificaciones, y mostrar la importancia insustituible de la familia como unidad fundamental de la sociedad».

Desafortunadamente, se presenta a la vida familiar sin ningún contexto moral o espiritual. Por el contrario, la actividad sexual fuera del matrimonio, el divorcio, la anticoncepción, el aborto y la homosexualidad son vistos como positivos, observaba el mensaje.

¿Vivir sin televisión?
El Papa tiene mucha razón al precaver a los padres sobre lo que ven sus hijos. En Gran Bretaña, una investigación llevada a cabo por la comisión para la comunicación en 1996-2001, mostró que la televisión está constantemente encendida en muchos hogares desde la mañana hasta la noche, informaba el pasado 10 de junio el periódico Guardian.

La mayoría de los padres dijeron que no estaban dispuestos a tener problemas teniendo que pedir a sus hijos que apagaran la televisión. «Los niños de nuestro estudio no podrían imaginar la vida sin ella. Algunos se asombraban de que se considerara el apagarla», comentaba Kam Atawal, encargado de la realización del estudio.

Los investigadores constataron que los niños --entre 4 y 15 años-- pasaban 2 horas y 23 minutos al día viendo la televisión. Solamente media hora se dedicaba a programación infantil, el resto se dedicaba a telenovelas y otros programas de entretenimiento».

Otro estudio británico, basado en entrevistas con 750 padres, encontró que uno de cada tres niños con menos de 6 años ve la televisión entre 2 y 6 horas al día, informó el 3 de septiembre el Telegraph. Los investigadores también encontraron que un tercio de los niños de menos de 3 años tiene un aparato de televisión en su dormitorio.

Ver la televisión no es necesariamente malo. El Dr. Brian Young, psicólogo infantil en la Universidad de Exeter, afirmaba que los niños podrían beneficiarse emocional y mentalmente si ven los programas con sus padres. «Puede ser positivo, constructivo y agradable mientras los padres expliquen el significado de lo que están viendo», decía al Telegraph.

Desde los 6 meses de edad
Los hábitos televisivos no son muy diferentes en Irlanda. La comisión de comunicación del país ha informado que los niños de entre 4 y 6 años ven programas con dramas de adultos y violencia policial, informaba el 14 de diciembre el London Sunday Times. A los de edad de entre 7 y 10 años les gusta ver «dramas de prisiones donde se golpea con dureza» y los dibujos animados para adultos «South Park», mientras que los que tienen entre 11 y 14 años se quedan normalmente hasta más allá de las 11 de la noche y hasta más tarde viendo programas de adultos. En total, los niños irlandeses se pasan entre 2 y 3 horas al día viendo la televisión.

«Los niños apenas ven programas para pequeños, ven los de adultos también, y desde una edad muy temprana», comentaba Margaret Tumelty de la comisión de medios. «También ven televisión más allá de la 9 de la noche, y esto plante el tema de la responsabilidad de los padres».

En Estados Unidos prevalecen tendencias similares. Un estudio publicado por la Fundación para la Familia Henry J. Kaiser encontró que incluso los bebés están actualmente expuestos a los medios durante horas cada día, informó el New York Times el 29 de octubre. Más de un cuarto de los niños con menos de 2 años tienen televisión en su cuarto.

Durante un día normal, el 59% de los niños entre 6 meses y dos años ven la televisión. Hay que añadir los vídeos y DVDs, y la media diaria que pasan viendo la televisión es casi de dos horas. Según lo que respondieron los padres, la información estimaba que más de un tercio de los niños viven en hogares donde la televisión está encendida casi todo el tiempo, incluso aunque no se esté viendo.

Y la televisión no sólo se encuentra en los hogares. Cada vez más está ocupando lugar en el coche, informaba el 21 de noviembre el New York Times. Un estudio de los investigadores de mercado J. D. Power & Associates encontró que el 65% de los conductores con niños expresó su interés en comprar sistemas de entretenimiento para el asiento trasero.

Esta cifra podría muy bien elevarse con los últimos avances en televisión vía satélite para coches. Una empresa ha comenzado hace poco a ofrecer una selección de 300 canales en tres pantallas colocadas en los reposa cabezas de los asientos delanteros y en el salpicadero.

Algunos observadores dudan de la influencia de la televisión en el comportamiento de los niños. Pero estas dudas no son compartidas por las empresas de publicidad, según los datos publicados el 11 de noviembre por el Wall Street Journal. Un estudio del Centro para la Ciencia y el Interés Público reveló que las empresas de comida rápida han doblado sus gastos en publicidad en la última década, cerca de 15.000 millones de dólares en el 2002, con el objetivo de promover sus productos entre los pequeños.

El grupo de presión con sede en Washington, relacionó estos anuncios con el problema creciente de la obesidad infantil y pidió al congreso que sacara leyes sobre el marketing dirigido a niños.

Pautas de uso
El mensaje del Papa contenía algunas recomendaciones con respecto a los medios.
-- Los profesionales de los medios deben conocer y respetar las necesidades de la familia y estar preparados para resistir las presiones comerciales o las llamadas a amoldarse a las ideologías seculares.

-- Las autoridades públicas tienen el serio deber de respaldar el matrimonio y la familia por el bien de la misma sociedad . Deben fijar políticas y procedimientos reguladores que aseguren que los medios no actúan en contra del bien de la familia.

-- Los padres, como los educadores primarios y más importantes de sus hijos, son también los primeros en enseñarles los medios. Necesitan entrenar a sus descendientes en el uso moderado, crítico, atento y prudente de los medios. Esto significa también que deben ser educados en no aceptar de forma acrítica o imitar lo que encuentran en los medios.

-- Los padres también necesitan regular la utilización de los medios para planificar su uso, limitando estrictamente el tiempo que los niños dedican a los medios, y haciendo del entretenimiento una experiencia familiar. Los padres necesitan también dar buen ejemplo a los niños por su propio uso selectivo de los medios.

Puntos dignos de consideración para la próxima final de fútbol americano o para cualquier canal de televisión que conciba su labor como un servicio público (y no sólo como un negocio).