CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 9 febrero 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha pedido este lunes a las Hermanas Brigidinas ser «especialistas del espíritu» para poder encarnar fielmente el carisma de radicalidad evangélica y de unidad y ser en todas partes constructoras infatigables del «gran ecumenismo de la santidad».
Fue durante la audiencia concedida a las setenta participantes en el IX Capítulo General de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida; fundada por ésta en Suecia, en 1370, cuenta actualmente con unas 600 hermanas de diferentes nacionalidades y cerca de medio centenar de casas religiosas en distintos países.
Isabel Hesselblad –beatificada por Juan Pablo II en 2000– reconstituyó la Orden en 1911, que recuperó la tradición contemplativa, la celebración solemne de la liturgia, el apostolado y el compromiso constante a favor de la unidad de los cristianos.
«Retornar a las raíces… para una renovación de la vida religiosa» es el lema que ha centrado la asamblea capitular. Y es que «toda auténtica renovación requiere una sabia recuperación del espíritu de los orígenes» para «traducir el carisma fundacional en opciones apostólicas de acuerdo con las exigencias de los tiempos», observó el Papa.
«Por esto, fieles a la peculiar vocación monástica que caracteriza la familia brigidina, os habéis preocupado de recalcar el primado absoluto que Dios debe ocupar en la existencia de cada una de vosotras y de vuestras comunidades», constató.
«Estáis llamadas sobre todo –señaló Juan Pablo II– a ser “especialistas del espíritu”, almas abrasadas de amor divino, contemplativas y constantemente dedicada a la oración».
«Sólo si sois “especialistas del espíritu” como lo fue Santa Brígida –advirtió–, podréis encarnar fielmente en nuestra época el carisma de radicalidad evangélica y de unidad heredado de la beata Isabel Hesselblad».
Recordando que el gran desafío del tercer milenio es «hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión» –para lo que es necesario «promover una espiritualidad de la comunión»–, el Papa pidió también a las Brigidinas «ser en todas partes constructoras infatigables del “gran ecumenismo de la santidad”».
«Vuestra acción ecuménica es particularmente valorada porque se ocupa de naciones del norte de Europa –reconoció–, donde es menor la presencia de los católicos y es importante la promoción del diálogo con los hermanos de otras confesiones cristianas».
«A través de la hospitalidad y la acogida que ofrecéis en vuestras casas –añadió–, podréis testimoniar el amor misericordioso de Dios hacia cada hombre y el anhelo de unidad que Cristo dejó a sus discípulos».
Juan Pablo II dirigió un saludo especial a la Abadesa General, la madre Tekla Famiglietti, quien ha sido reconfirmada por otro sexenio. Lleva 24 años en el cargo.
La religiosa dijo al Papa: «Nuestro incondicional amor a su persona, Santo Padre, y nuestra ilimitada fidelidad a la Iglesia y al Magisterio pueden ser causa de envidias y de diabólicas maquinaciones», pero «nada ni nadie podrá romper la profunda comunión y la sólida unidad entre todas las hermanas de la Orden, ni podrá alejarnos de usted, Santo Padre y de la Iglesia».
El 28 de enero pasado, la Curia general de las Brigidinas desmintió las acusaciones publicadas por un periódico de Roma sobre presuntos malos tratos sufridos por algunas novicias de la Abadía de Farfa (cerca de Roma).