ROMA, viernes, 13 febrero 2004 (ZENIT.org).- Ponerse en camino para emprender una peregrinación significa hacer un alto en la vida. Esta es la conclusión a la que ha llegado el XII Congreso teológico-pastoral celebrado por la «Obra Romana de Peregrinaciones» (ORP).
Del 8 al 11 de febrero el encuentro ha reunido a teólogos, peregrinos y animadores de peregrinaciones para reflexionar sobre el tema «Detenerse en el camino – La peregrinación en un mundo que cambia».
La ORP, que cumple 70 años de vida, es una actividad institucional de la diócesis de Roma, que depende directamente del obispo vicario del Papa, el cardenal Camillo Ruini. Su objetivo es promover y organizar peregrinaciones y otras iniciativas de piedad cristiana a los Santuarios de Lourdes, Fátima y a Tierra Santa.
Igualmente incluye en sus destinos lugares de especial interés religioso-cultural; contempla también servicios de acogida en Roma, de asistencia en las rutas religioso-culturales y en las peregrinaciones de diócesis, parroquias, asociaciones e institutos religiosos en Italia y en el extranjero.
La misión de la ORP es promover al hombre y evangelizarle a través del ministerio de la peregrinación. Además, a través de las peregrinaciones y del resto de sus iniciativas, la ORP desarrolla una importante misión de diálogo, solidaridad, caridad y paz entre los pueblos del mundo.
Con el congreso de la ORP hemos querido «proponer una reflexión sobre el significado de detenerse, de mirarse dentro, de parar para después reemprender con impulso el camino», explicó monseñor Liberio Andreatta, administrador delegado de la ORP.
El concepto de detenerse, «entendido como momento de profunda reflexión interior, parece casi desarraigado del todo de la lógica de la realidad de hoy –admitió–. Todo se hace cada vez más veloz, inmediato, eficiente, pero tal vez poco eficaz en términos de maduración y crecimiento personal y espiritual».
En este sentido, las peregrinaciones que propone la ORP significan «un momento de reflexión» que no se identifica con «no hacer nada», sino que es «el redescubrimiento de una nueva actitud ante la realidad que cambia, para ayudar al peregrino a interiorizar un tiempo y un espacio que parecen no pertenecer ya al hombre».
El cardenal Camillo Ruini –quien es además presidente del episcopado italiano–, subrayó en su intervención en el congreso el «silencio, la reflexión y la oración a ejemplo de Jesús» como los puntos de referencia en la peregrinación moderna, «porque el tiempo de detenerse es movimiento desde el tiempo hacia la eternidad».
Por su parte, monseñor Rino Fisichella, rector de la Universidad de Letrán, propuso en su intervención la figura del profeta Elías, «cuya historia es descrita como un continuo peregrinaje», como «signo que remite a acoger el significado más profundo del misterio que hasta el final del camino hay que buscar y contemplar».
«Saber conjugar los seis días de trabajo con el “descanso” dominical» es, en síntesis, la exhortación del biblista y prefecto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, monseñor Gianfranco Ravasi. «Hoy el sentido de detenerse y la jornada festiva parece un tiempo vacío que hay que llenar con actividades distintas de las del resto de los días, pero no menos frenéticas», advirtió.
Más información en www.orpnet.org.