MADRID, jueves, 26 febrero 2004 (ZENIT.org).- Aunque la sociedad española está secularizada, mantiene vivas sus raíces cristianas y surgen con fuerza vocaciones sacerdotales y religiosas y el compromiso de los laicos, constató el domingo pasado el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente del episcopado español.
La sociedad española está «sometida a un proceso de secularización interna como las demás sociedades de Europa», sin embargo «sigue estando profundamente identificada con las tradiciones religiosas más características de su historia» –explicó el purpurado en una entrevista concedida al diario católico italiano «Avvenire»–.
Y es que en la situación española «hay raíces profundas del alma, del corazón, de la cultura del país, que vienen del cristianismo, de la catolicidad», «raíces que no han desaparecido, que están vivas», reconoce el cardenal Rouco.
En su opinión, «cuando por razones históricas se verifica un alejamiento del camino cristiano, y después explota en los corazones la nostalgia de Dios, de lo religioso, entonces casi automáticamente se vuelve a las fuentes cristianas de la propia historia».
«En apariencia –advierte– se tiene la impresión de que estamos empeorando, pero tal vez es el final de un proceso histórico en el que ya hay muchas señales de luz: podemos decir que el futuro ya ha abierto la puerta, el camino ha comenzado».
En este sentido, el cardenal Rouco se refiere especialmente a las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada, «de forma especial los institutos femeninos». En este campo se percibe una mejora «sobre todo desde el punto de visa cualitativo».
Por un lado, «existe un grado enorme de identificación con el modelo de vida sacerdotal», sin dudas sobre su significado: «dedicarse completamente al Señor». Por otro lado, la vida consagrada muestra también «signos llenos de esperanza», como es el caso del Carmelo femenino.
«Casi todas estas vocaciones proceden del mundo universitario y se identifican plenamente con el programa de la nueva evangelización. Crecen de trimestre en trimestre», constata el arzobispo de Madrid.
En el contexto actual, el cardenal Rouco señala además que los laicos tienen «un gran papel»: «La presencia en España de nuevas realidades eclesiales es hoy un elemento decisivo, sobre todo para la evangelización», observa.
En cuanto al matrimonio y la familia, éstos han tenido «un destino similar al de los otros países europeos, pero con un poco de retraso»: el «matrimonio puramente civil», el divorcio, el aborto y su legalización «han llegado más tarde, pero ahora la crisis es grande», describe el arzobispo de Madrid.
«La cultura dominante y el ordenamiento jurídico –puntualiza– no facilitan la evangelización del matrimonio y de la familia», uno de los «campos de compromiso pastoral más urgente y grave»: «no hay niños, la tasa de matrimonios es baja, se contrae matrimonio tarde» y el modelo del «single» y la apología «de las parejas de hecho están cobrando fuerza».
La reacción de la Iglesia a todo ello «comienza en el campo educativo, con la catequesis, y en el terreno de la pastoral con la preparación específica al matrimonio, el acompañamiento en los primeros años de la familia, la llegada de los hijos».
«La Iglesia debe ser el ámbito espiritual y humano en donde las jóvenes parejas puedan vivir su experiencia plenamente cristiana», concluye.