El Papa impulsa la normalización de las relaciones Iglesia-Estado en México

El discurso al nuevo embajador respalda la labor de los obispos mexicanos

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CIUDAD DE MÉXICO, jueves, 26 febrero 2004 (ZENIT.org).- Los obispos de México han recibido de Juan Pablo II un significativo respaldo a su labor en la actual coyuntura mexicana, caracterizada por el cambio.

Esta es la reacción que algunos de ellos han trasmitido a Zenit tras las palabras que el Papa dirigió el pasado martes, al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de México ante la Santa Sede, Javier Moctezuma Barragán.

Los prelados mexicanos ven en ese discurso un apoyo a los trabajos desarrollados por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) con el objetivo de normalizar las relaciones Iglesia-Estado; relaciones muy deterioradas desde el fin de la llamada Guerra Cristera que convulsionó al país de 1926 a 1929.

Moctezuma Barragán –perteneciente a una familia de políticos (su hermano fue ministro de Gobernación durante la presidencia de Ernesto Zedillo, el último jefe de Estado del Partido Revolucionario Institucional)– había ocupado la subsecretaría de Gobernación encargada de Migración y Asuntos Religiosos.

Fue quien reformó el artículo 130 constitucional que norma las relaciones entre la Iglesia y el Estado mexicano, en 2003, tras diez años de haberse legislado al respecto.

Sectores cercanos a la Iglesia ven el mensaje del Papa como un aliento a seguir trabajando en reformas para que la Iglesia católica mexicana –y con ella, el conjunto de las confesiones religiosas– pueda llevar a cabo su misión en un ambiente de libertad, exento de intolerancia y de discriminación.

Entrevistado por Zenit, el obispo de León y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, dijo que el Santo Padre había pronunciado palabras muy similares a las de los obispos mexicanos durante sus reuniones con el Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, y el Secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda.

En especial, señaló el prelado, en lo que se refiere a la libertad religiosa y a la capacidad de acción de la Iglesia católica en una sociedad como la mexicana, en la que el 40 por ciento (de 103 millones de habitantes) son calificados como pobres extremos.

Monseñor Martín Rábago mostró su entusiasmo al reconocer que el Papa ha sabido valorar la tarea de los obispos mexicanos en defensa de los valores fundamentales de la vida y la familia.

Por otra parte, también consultado por Zenit, el obispo de Querétaro, Mario de Gasperín Gasperín, quien fuera duramente implicado por un partido político (que ya no existe) en el pasado proceso electoral de 2003 por su Instrucción Pastoral «Un católico vota así», señaló que este discurso demuestra a los mexicanos que sus pastores están en lo correcto al ejercer su ministerio atentos a lo que manda la Iglesia y no a lo políticamente aceptado.

El Papa –concluyó monseñor de Gasperín– ha reconocido la posición adoptada por la Conferencia episcopal: caminando con Pedro, hay libertad y capacidad de anuncio valiente del Evangelio.

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ZENIT Staff

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