El diario «Yediot Aharonot» informaba este miércoles de un último incidente protagonizado por agentes femeninas de la Policía de fronteras al inspeccionar los documentos y permisos de estancia en Israel de 23 monjas en el centro comercial de Malha, en Jerusalén.
Las agentes, según estas fuentes, obligaron a las monjas, encabezadas por la superiora de su convento, de 70 años, a ponerse en pie y de cara a la pared para cachearlas, pues no tenían esos permisos, y ello debido a que el Ministerio del Interior se demora en entregárselos.
El arzobispo Sambi afirma en su queja que la demora en tramitar esos permisos afecta a religiosos de la Iglesia en todo el país.
Por su parte, un portavoz del Ministerio del Interior explicó que se trata de religiosos que llegan a Israel desde países árabes, y que por ello los trámites son más largos por razones de seguridad.
Hace dos semanas, la Policía de inmigración detuvo a un fraile franciscano, de nacionalidad polaca, y estuvo a punto de expulsarlo del país, como en el caso de centenares de religiosos sin permiso de residencia, a pesar de que explicó a los agentes que estaba esperando la extensión de su permiso vencido. La expulsión fue evitada por una intervención del Ministerio de Exteriores, indica el rotativo.
Fuentes de ese organismo oficial dijeron al diario que «los problemas se agravaron últimamente».
Gadi Golán, a cargo de la División de Cultos en el Ministerio de Asuntos Exteriores, ha reconocido que las críticas por estos hechos se están haciendo preocupantes.
Según fuentes de la Custodia Franciscana de Tierra Santa, Israel se niega a conceder la residencia a 130 sacerdotes.
Según ha informado en días pasados el diario «Haaretz», el primer ministro Ariel Sharon, ante las protestas de la Santa Sede, designó una comisión interministerial para resolver esos problemas.
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Apr 08, 2004 00:00