Para el Superior General de los Jesuitas y Director General del Apostolado de la Oración, «esta proclamación será en beneficio de las personas del Apostolado de la Oración que recibirán abundantes bendiciones del Señor para seguir, como Santa Teresa de Lisieux, un camino hecho de oración, caridad, humildad y sencillez evangélica ofreciéndose cada día en el Corazón de la Iglesia por la vida del mundo».
Al dar la noticia al Prepósito General de la Orden de los Carmelitas Descalzos, el jesuita añade en una carta: «Santa Teresa, que quería “ser hija de la Iglesia y orar por las intenciones del Santo Padre, sabiendo que sus intenciones abrazan el universo”, ahora como celeste patrona intercederá para que esta comunión de oración contribuya eficazmente a la edificación de la Iglesia y a la llegada del Reino de Dios».
«En nombre del Apostolado de la Oración y mío personal renuevo el agradecimiento por la amable colaboración ofrecida por la Orden de los Carmelitas Descalzos», concluye la misiva difundida por la Curia General de los Carmelitas Descalzos (www.ocd.pcn.net).
El Apostolado de la Oración (APOR) se encarga de comunicar las intenciones que el Papa asume todos los meses para ofrecer sus oraciones y sacrificios junto a cientos de miles de fieles, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos. Todos los meses, difunde dos intenciones: una general y otra específicamente misionera.
El APOR –un servicio eclesial de sencilla realización y compatible con todo tipo de Asociaciones y Movimientos, en el espíritu del «sacerdocio común de los fieles»– constituye una asociación pública de fieles «que, por medio del ofrecimiento diario de sí mismos, se unen al Sacrificio Eucarístico en el que se renueva continuamente la obra de nuestra Redención».
«De este modo, cooperan a la salvación de todo el mundo por medio de una unión vital con Cristo, de la que depende toda la fecundidad del apostolado», especifican sus Estatutos.
En este sentido, las Intenciones mensuales del Papa y de los obispos, orientan a «sentir con la Iglesia» y son ventanas abiertas a los problemas actuales del mundo.
El APOR nació como intuición y como propuesta en Vals, cerca de Le Puy (Francia), el 3 diciembre 1844, a cargo del padre Francisco Javier Gautrelet SJ, para los estudiantes jesuitas. Actualmente está presente en todo el mundo y tiene unos 40 millones de socios. Se calcula que unos cien millones de personas practican cada día el ofrecimiento de la jornada.
La animación espiritual de esta obra, «tesoro precioso del corazón del Papa y del Corazón de Cristo» ( según palabras de Juan Pablo II), ha sido confiada por la Santa Sede a la Compañía de Jesús. Por ello, su Director General es siempre el General de la Compañía de Jesús, actualmente el padre Peter-Hans Kolvenbach.
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