La Santa Sede exige el desarme nuclear

La paz no se puede basar en estas armas, reconoce ante el observador ante la ONU

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NUEVA YORK, miércoles, 28 abril 2004 (ZENIT.org).- La paz no puede basarse en las armas nucleares, ha declarado el representante de Juan Pablo II, que más bien constituyen una amenaza para la humanidad.

Es la constatación que presentó este martes el arzobispo Celestino Migliore ante el comité de preparación de la conferencia de revisión de las partes del Tratado sobre no proliferación de armas nucleares (NPT , por sus siglas en inglés) que se celebrará en 2005.

«La Santa Sede reitera su posición, según la cual, una «paz» basada en armas nucleares no puede ser la paz que buscamos para el siglo XXI», afirmó.

Por eso, el arzobispo exigió la «oposición fundamental a las armas nucleares como una amenaza para la supervivencia de la humanidad» por parte de los Estados.

«A nivel de doctrina de seguridad, se da una gran necesidad de superar la idea de la disuasión nuclear», subrayó.

«Ha llegado el momento para todos los estados de cumplir con la conclusión unánime de la Corte Internacional de Justicia, según la cual, las negociaciones hacia el desarme nuclear deben perseguirse y lograrse con lealtad, bajo estrictos y efectivos controles internacionales», reconoció.

Para avanzar en este objetivo, el arzobispo consideró que es necesario «un diálogo global».

«Es necesario un diálogo global, multilateral, que tenga en cuenta el parecer de la opinión pública y de los analistas expertos», propuso.

El representante vaticano ofreció su apoyo por este motivo a la convocación de «una conferencia internacional para encontrar la forma de eliminar los peligros nucleares, como los que menciona explícitamente la Declaración del Milenio de Naciones Unidas».

Dirigiéndose al comité preparatorio, que se encuentra reunido en Nueva York hasta el 7 de mayo, monseñor Migliore explicó que el compromiso de desarme es particularmente necesario en «el contexto geopolítico actual, teniendo en cuenta especialmente la amenaza que plantean las redes terroristas mundiales que adquieren armas de destrucción de masas».

«Al mismo tiempo, es obvio que «el negocio de armas nucleares» no puede continuar», exigió.

«La modernización de armas nucleares y el desarrollo de nuevas tecnologías de armas nucleares está teniendo lugar y constituye un desafío frontal a la aplicación del Tratado», denunció.

«Los Estados con armas nucleares deberían ser sometidos a presión para que revelen bajo cuáles condiciones de seguridad podrían eliminar sus armas nucleares», pidió.

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ZENIT Staff

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