El Encuentro Mundial de la Familia, según anunció Juan Pablo II el 25 de enero del pasado año, será el quinto que se organiza desde que el Papa lo convocara por primera vez en 1994. El circuito de velocidad Ricardo Tormo de Cheste «sería un emplazamiento excelente para acoger el acto central del Encuentro», afirmó el cardenal, según revela la agencia AVAN.
En el marco de estas reuniones, el purpurado colombiano afirmó en declaraciones al órgano afirmativo de la archidiócesis que «hay gobernantes que suelen hablar retóricamente de la familia, pero de hecho las leyes que abren paso no se ajustan a los requerimientos de unas verdaderas políticas familiares».
El cardenal advirtió del riesgo de que España pueda verse afectada por lo que ha definido como un «neopaganismo» que, según el purpurado «es una tentación que pasa por algunos países europeos».
«No creo que España esté en ese peligro inmediato», admitió, pero «existe ese riesgo porque hoy todo se intercomunica y en algunas partes la familia es golpeada en los parlamentos, con leyes claramente injustas cuando no inicuas, que en lugar de ayudarla, la perturban».
«¿Podrán creer en algo quienes se casen? ¿podrán tener confianza mutua y recíproca si todo es banal?», se preguntó.
«¿Qué será la sociedad del futuro? –insistió– ¿Con qué seguridad se acerca al marimonio, con qué espíritu de lealtad, de amor exigente, ideal, duradero?» si «en la juventud abundan ciertos estilos de vida de espaldas a los valores profundamente humanos y cristianos».
El prelado sostuvo además que la falta de apoyo a la familia es otra de las causas del llamado «invierno demográfico».
En referencia a los medios de comunicación, a la par que pedía su apoyo a las familias, el cardenal Trujillo afirmaba que «algunos medios no creen en la familia, en la fidelidad, en la posibilidad de un matrimonio duradero, en la maternidad y con sus mensajes debilitan a la familia, que es la principal esperanza de un pueblo».