CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 13 mayo 2004 (ZENIT.org).- El próximo domingo, Juan Pablo II canonizará a Paola Elisabetta Cerioli (1816-1865), cuya vida, de gran sufrimiento por la pérdida de sus cuatro hijos y la viudedad precoz, se transformó en una entrega maternal a los necesitados inspirada en la Sagrada Familia de Nazaret.
Paola Elisabetta (en el siglo Costanza Cerioli, viuda Busecchi-Tassis), nació el 28 de enero de 1816 en Soncino (Cremona, Italia). Perteneciente a una familia rica y noble, tenía 19 años cuando sus padres le propusieron el matrimonio con Cayetano Busecchi, de 59 años.
Su vida conyugal no fue fácil y la experiencia de la maternidad fue igualmente dura y dolorosa, porque de los cuatro hijos, solamente Carlos vivió hasta los 16 años –falleció en enero 1854–. A finales del mismo año murió también su esposo.
Con 38 años, en su viudedad, entra en una profunda crisis existencial que le impulsa a buscar con más profundidad el significado de lo que le había ocurrido.
Orientada por monseñor Alessandro Valsecchi y después por el obispo de Bergamo Pietro Luigi Speranza emprende un discernimiento confiándose al Señor con renovado entusiasmo mientras sentía revitalizado su deseo de maternidad, que mantuvo vivo por las proféticas palabras de su hijo Carlos, quien agonizante le había dicho: «No llores por mi próxima muerte, mamá, porque Dios te dará otros muchos hijos».
Se lanzó con valor a la práctica de la caridad, socorriendo cada día a los necesitados y enfermos del lugar.
Comprendió que las palabras de su hijo tenían una extraordinaria realización en el misterio de la Sagrada Familia de Nazaret, donde María y José cooperan de forma admirable al plan salvífico del Padre haciéndose una prolongación terrena de su maternidad y paternidad salvífica y universal.
Así fue transformando su acción caritativa hacia los niños más solos y abandonados y se convierte en un proyecto a realizar con algunas compañeras y compañeros de apostolado para dar futuro a quien, sin una familia digna, carece de él.
El 8 diciembre 1857 Costanza Cerioli –Sor Paola Elisabetta– funda el Instituto de Religiosas de la Sagrada Familia en Comonte de Seriate (Bergamo). El sueño de la madre alcanza un desarrollo ulterior con la fundación del Instituto masculino el 4 noviembre 1863 (la Congregación de la Sagrada Familia).
Sus casas y escuelas nacieron y se desarrollaron con intención de promover el crecimiento de toda la sociedad a partir precisamente de la familia. La futura santa, a la vez que se ocupaba de los aspectos educativos, permanecía atenta al problema de la pobreza y de las carencias de los niños privados de familia.
La beata Paola Elisabetta Cerioli con la fundación de las familias religiosas quiso responder con intuición femenina y ternura maternal a las carencias y necesidades de la gente del campo de su tiempo y de su tierra.
La futura santa orientó su corazón y su obra a la rehabilitación de la dignidad de aquel mundo no sólo a través de una mera asistencia, sino promoviendo desde el interior las potencialidades presentes en él.
El 24 de diciembre de 1865, tras esta intensa década de su vida, murió antes de cumplir los cincuenta años. Fue beatificada en 1994.
Destaca en la beata Paola Elisabetta «su gran coherencia de vida cristiana y el modo en que se confió a la exigente providencia que le reclamaba un inusitado valor para corresponder a lo que se le ofrecía como realización sorprendente de sus más profundos deseos (ser madre)», subraya la biografía difundida por el Vaticano.
Supo ofrecer espacio «a la acción misteriosa y vehemente del Espíritu Santo, que la dirigió a una interpretación de la vida generosa, optimista y para los demás».