En una declaración del 11 de mayo, el episcopado considera que «al proceder así, el cardenal ha actuado con fidelidad a los valores morales inscritos en la conciencia de cada persona».
«También en consecuencia con la postura permanente de la Iglesia en Chile, que en su momento se jugó por la vida en defensa de los derechos humanos conculcados, y luego en el apoyo decidido a la abolición de la pena de muerte», añade.
«El Comité Permanente hace suyo, también, el llamado de Monseñor Errázuriz a continuar un debate serio y con gran altura de miras para tratar un asunto tan delicado y de tanta trascendencia como es el del cumplimiento de la obligación moral y constitucional de proteger la vida humana desde sus inicios; y la responsabilidad que a todos nos cabe en un debate ético, jurídico y científico aún no terminado, tampoco a nivel internacional».