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Señor Presidente:
Con mucho gusto le recibo y le doy mi más cordial bienvenida, al tiempo que le agradezco su visita, formulando mis mejores votos por su persona y por su altísima misión al servicio del pueblo hondureño. En esta ocasión deseo renovar mi afecto por los habitantes de su país, que recuerdo siempre en mi oración, pidiendo a Dios que bendiga a cada uno de ellos, a las familias y a los diversos grupos sociales para que puedan tener un presente sereno y un futuro esperanzador, construyendo una sociedad basada en la justicia y la paz, la fraternidad y la solidaridad, lo cual favorecerá el progreso integral de todos, especialmente de los más desfavorecidos.
Sobre Vuestra Excelencia, sobre sus colaboradores en el Gobierno y sobre todo el católico pueblo de Honduras invoco toda clase de bendiciones del Dios providente y misericordioso, por mediación de la Santísima Virgen de Suyapa, tan venerada en esa amada nación.
[Texto original en castellano]