El obispo visitó este lunes a los encarcelados heridos, y a las familias de los fallecidos, para ofrecerles consuelo cristiano, así como ropa y medicinas, puestas a disposición por diferentes instituciones y el mismo gobierno.
«Esto es algo demasiado trágico y doloroso, hoy es un día de luto para todo Honduras, no tenía que haber muerto nadie», afirmó monseñor Emiliani visiblemente consternado, según informa el diario hondureño «La Prensa».
«Los que quedaron vivos están sufriendo un drama terrible, no solamente por sus quemaduras sino por el dolor que sienten en su alma al ver que la mayoría de sus compañeros han muerto», añadió.
Después de haber escuchado el testimonio de los heridos, expresó que la impresión que tiene de la tragedia «es que todos murieron por asfixia», por lo que cree que «se hubiesen salvado si los portones los hubiesen abierto a tiempo».
«Tardaron hora y media, cuando abrieron la celda ya había muerto la mayoría», dijo después de recorrer los improvisados pabellones donde fueron instalados los heridos a causa de las quemaduras.
«Mi alma está llena de dolor, esto me impulsa a seguir trabajando más por ellos. Mi sueño es construir un centro de recuperación con los que queden vivos porque ellos son producto de la sociedad en la que han crecido».
Recordó que una semana antes había estado con ellos, como siempre dándoles aliento. «Es injusto que algunas personas se alegren por su desgracia, son criminales quienes así piensan», expresó.