«El terrorismo, los actos de guerra, las violaciones de los derechos humanos que hacen tan difícil y peligrosa la situación internacional, tiene un peso muy grande en nuestros corazones», confesó al recibir a la asamblea general de la Conferencia Episcopal Italiana en el Vaticano.
«Sigo uniéndome a vuestra oración, en particular por quienes son secuestrados en Irak, por quienes arriesgan al vida, y por quienes la pierden en el cumplimiento de su deber», añadió el pontífice.
Italia sigue en vilo la suerte de tres agentes de seguridad privados, empleados de compañías estadounidenses, secuestrados desde el mes pasado. Un cuarto compañero de cautiverio, Fabrizio Quattrocchi, fue asesinado por sus secuestradores.
En el discurso inaugural de la asamblea plenaria del episcopado, el 17 de mayo pasado, el cardenal Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal, tras deplorar «las horribles torturas y humillaciones a las que han sido sometidos muchos prisioneros iraquíes», definió como «horrorosa la decapitación ante la televisión de un civil estadounidense».
«Se impone, por tanto, un cambio claro y evidente para que la situación no se escape totalmente de las manos y pueda construirse progresivamente una solución que permita la reconstrucción y la independencia de Irak», afirmó el purpurado.
«Es por tanto profundamente deseable que se dé el adecuado apoyo [...] y pueda tener éxito la obra recientemente emprendida por el enviado especial de la ONU, Lakhdar Brahimi», afirmó el cardenal Ruini, quien es también obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma.
ÚLTIMAS NOTICIAS
May 20, 2004 00:00