Ayudar a las familias es una «sagrada responsabilidad» de la Iglesia, afirma el Papa

Al recibir a los obispos estadounidenses de San Antonio y Oklahoma City

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 23 mayo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha recordado a los obispos estadounidenses que tienen la «sagrada responsabilidad» de ayudar a las familias, en una sociedad que pierde de vista el carácter permanente del matrimonio.

Al recibir este sábado a los obispos de las provincias eclesiásticas de San Antonio y Oklahoma City, que concluían su quinquenal visita «ad limina apostolorum», el pontífice presentó la familia como camino de santificación.

«La Iglesia enseña que el amor del hombre y la mujer, santificado en el sacramento del matrimonio, es un espejo del amor sin límites de Dios por su creación», recordó el pontífice.

Por este motivo, el Santo Padre alentó a los prelados «a seguir prestando particular importancia al matrimonio como vocación cristiana a la que están llamadas las parejas y a ofrecerles los medios para vivirlo plenamente a través de programas de preparación matrimonial que sean serios en sus objetivos, excelentes en sus contenidos, suficientes en su duración y obligatorios por naturaleza».

«Para asegurar que la familia cumpla esta misión, la Iglesia tiene la sagrada responsabilidad de hacer todo lo que puede para asistir a las parejas casadas», advirtió el obispo de Roma.

«Un camino sumamente efectivo para cumplir con este deber es asistir a los padres para que se conviertan en los primeros predicadores del Evangelio y en los principales catequistas en la familia», reconoció.

«Este apostolado particular exige más que una mera preparación académica sobre la vida familiar –subrayó–; requiere que la Iglesia comparta las heridas y las batallas de los padres y de las familias, así como sus alegrías».

«Las comunidades cristianas deberían hacer todos los esfuerzos posibles para asistir a los esposos de manera que hagan de sus familias escuelas de santidad, ofreciéndoles apoyo concreto», pidió.

«La sociedad moderna tiene poco en cuenta el carácter permanente del matrimonio. De hecho, la actitud hacia el matrimonio que se da en la cultura contemporánea exige que la Iglesia trate de ofrecer una mejor preparación matrimonial y una mejor formación de las parejas en su vocación», reconoció.

Asimismo, insistió en que es decisivo que «las escuelas católicas y los programas de educación religiosa garanticen que los jóvenes, muchos de los cuales proceden asimismo de familias rotas, sean educados desde su más tierna edad en la enseñanza de la Iglesia sobre el sacramento del matrimonio».

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ZENIT Staff

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