CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 31 mayo 2004 (ZENIT.org).- El actual fenómeno de la migración a nivel global constituye una oportunidad para la evangelización, el ecumenismo, y el diálogo interreligioso, afirman expertos reunidos en el Vaticano.

Para lograr este objetivo, la clave está en aprender el auténtico sentido del «diálogo», afirmó la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, celebrada del 17 al 19 de mayo, cuyas conclusiones han sido recogidas en un documento final publicado este sábado por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

El comunicado final invita «a salir al encuentro de los demás, de los extranjeros, con caridad y respeto, acogiéndoles sin distinción de credo o de nacionalidad» con la convicción de que, «si bien somos diferentes de quienes profesan otras religiones, Dios es más grande que nuestras diferencias».

La asamblea plenaria pidió a toda la Iglesia «un conocimiento más profundo de los conceptos de verdad y de diálogo, de identidad y de relación con los demás, a la luz de la novedad de la revelación cristiana y del magisterio de la Iglesia».

«El respeto de la cultura y de la situación personal de los pueblos y de los individuos que se encuentran», afirma el documento, debe llevar por una parte a evitar «el proselitismo», pero al mismo tiempo a subrayar el «deber irrenunciable de la evangelización, explícita o implícita».

Entre los desafíos pastorales asumidos por la asamblea plenaria, se subraya «la importancia de la educación al diálogo en los programas educativos para seminaristas, religiosos y religiosas y agentes pastorales».

Se pide también «una catequesis no sólo para los hijos de los emigrantes, sino también para sus familias y para las comunidades en que viven, prestando particular atención a las mujeres, que con frecuencia son objeto de abuso».

Por lo que se refiere a los refugiados, que como constata el texto son en buena parte musulmanes, indica la «necesidad de un método de diálogo para ayudar a los refugiados a comprender los valores cristianos y la noción de desarrollo integral de la persona y de igualdad del hombre y de la mujer».

El documento concluye con el compromiso del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes a hacer del diálogo «el camino indispensable para que toda persona llegue a estar verdaderamente viva en la búsqueda de la verdad sobre Dios, sobre sí misma y sobre el mundo».