La idolatría del poder o la riqueza quita la dignidad, constata el Papa

«Tentación de toda la humanidad en todo lugar y en todo tiempo», constata

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 1 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que los ídolos del poder, la riqueza o la fama acaban arrebatando la dignidad de las personas.

«La idolatría es una tentación de toda la humanidad en todo lugar y en todo tiempo», constató este miércoles el Santo Padre durante la audiencia general que celebró en el Vaticano este miércoles.

Las palabras del pontífice sirvieron de comentario al Salmo 113 B, «Himno al Dios verdadero», que forma parte de la liturgia de las Vísperas, oración de la Iglesia al final del día.

«El ídolo es algo inanimado, nacido de las manos del hombre, estatua fría, privada de vida», explicó.

De hecho, el salmo comentado por el obispo de Roma describe irónicamente al ídolo «en sus siete miembros totalmente inútiles: boca muda, ojos ciegos, oídos sordos, narices insensibles a los olores, manos inertes, pies paralizados, garganta que no emite sonidos».

«Después de esta despiadada crítica de los ídolos, el salmista expresa un augurio sarcástico: «que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos»».

«Es un augurio expresado de manera sin duda eficaz para producir un efecto de radical disuasión ante la idolatría», siguió diciendo el Papa.

«Quien adora los ídolos de la riqueza, del poder, del éxito, pierde su dignidad de persona humana», constató el sucesor de Pedro citando al profeta Isaías: «¡Escultores de ídolos! Todos ellos son vacuidad; de nada sirven sus obras más estimadas; sus testigos nada ven y nada saben, y por eso quedarán abochornados».

«Por el contrario, los fieles del Señor saben que el Dios viviente es «su auxilio y su escudo»», subrayó el Papa.

Juan Pablo II citó por último a un padre de la Iglesia de Oriente, san Gregorio de Niza (siglo IV), quien hablaba del «paso de la humanidad del «hielo de la idolatría» a la primavera de la salvación».

«Así como los que confían en el auténtico Dios reciben en sí las peculiaridades de la naturaleza divina, así también quien se dirige a la vanidad de los ídolos se hizo como aquello en lo que confiaba y siendo hombre se convirtió en piedra», comentaba el padre de la Iglesia.

El pontífice celebró la audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano para poder recibir a miles de peregrinos que no hubieran encontrado lugar en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, donde transcurre el resto del verano.

Su meditación continúa con la serie de comentarios a los salmos y cánticos que forman parte de la liturgia de las Vísperas. Pueden consultarse en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (www.zenit.org).

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ZENIT Staff

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