CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 29 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Tras la entrada de Polonia en la Unión Europea, Juan Pablo II desea que el espíritu del sindicato Solidarnosc, que cambió la historia de su país, pueda también enriquecer la vida del viejo continente.
Fue el deseo que transmitió este miércoles al saludar a sus compatriotas presentes en la plaza de San Pedro con motivo de la audiencia general, entre los que se encontraban miembros de esta institución.
«Este movimiento nacido en tierra polaca abrió las puertas de la libertad en muchos países de Europa», constató el Papa recordando la revolución pacífica de 1989 que llevó a la caída de la Unión Soviética.
«Me alegro porque el espíritu de Solidarnosc sigue uniendo en nuestra Patria a tantas personas. Deseo que este sano espíritu penetre también en la Europa unida», confesó antes de despedirse con el típico saludo «Szczęść Boże» (que Dios os sea propicio).
El 11 de noviembre del año pasado el Papa se reunió con exponentes de Solidarnosc, entre los que se encontraba el ex presidente polaco Lech Walesa, para reconocer con profunda tristeza que los acontecimientos que trajeron la libertad en Europa del Este «parecen escapar a la memoria», especialmente entre los jóvenes.
Recomendó asimismo al sindicato que «salga abiertamente en defensa de los trabajadores, a quienes los empresarios niegan el derecho a la voz, el derecho a oponerse a los fenómenos que violan los derechos fundamentales del trabajador».
«Si Solidarnosc hoy quiere servir verdaderamente a la nación, tendría que volver a sus raíces», dijo en esa ocasión.
ÚLTIMAS NOTICIAS
Sep 29, 2004 00:00