CASTEL GANDOLFO, jueves, 2 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que el nuevo escenario mundial surgido tras los atentados terroristas contra las torres gemelas de Nueva York necesita una nueva «cultura de la solidaridad».

«Como mostraron claramente los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, la construcción de una cultura global de la solidaridad y del respeto de la dignidad humana es una de las más grandes tareas morales que debe afrontar hoy la humanidad», afirmó al recibir este jueves a los obispos de las provincias eclesiásticas de Boston y Hartford.

«En último término, la esperanza por un futuro mejor depende de la conversión de los corazones y de la renovación espiritual de la humanidad, y en este sentido el testimonio, el ejemplo, y la cooperación de los creyentes tienen un papel único que desempeñar», consideró.

Dos días después de los atentados de Nueva York y Washington, el Papa ya había pedido «trabajar por el nacimiento de una nueva era de cooperación internacional inspirada por los más elevados ideales de solidaridad, justicia y paz» (Cf. Zenit, 13 de septiembre de 2001).

Al recibir a los prelados en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, el pontífice alentó la labor de la Iglesia en Estados Unidos para «hacer que se escuche su voz en el debate público en defensa de los derechos humanos fundamentales, de la dignidad de la persona y de las exigencias éticas de una sociedad justa».

«En una nación pluralista», aseguró el Santo Padre, se requiere «la cooperación práctica con los hombres y mujeres de las diferentes creencias religiosas, y con todas las personas de buena voluntad, al servicio del bien común».

Por este motivo, pidió continuar «con los esfuerzos por promover el diálogo ecuménico e interreligioso en cada uno de los niveles de la vida eclesial, no sólo con el objetivo de superar los malentendidos entre los creyentes, sino también de alentar un sentido de responsabilidad común en la construcción de un futuro de paz».