Juan Pablo II lanza una invitación a rezar el Santo Rosario

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 octubre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II lanzó este primer domingo de octubre, «mes dedicado de manera especial a la Virgen del Rosario», una invitación a rezar esta oración mariana.

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Así lo hizo al término de la Santa Misa que presidió en la Plaza de San Pedro (en el Vaticano) para la proclamación de cinco nuevos beatos, antes de rezar la oración mariana del Ángelus junto a los numerosos peregrinos presentes.

«En este primer domingo de octubre, mes dedicado de manera especial a la Virgen del Rosario, os invito a recitar esta bella oración, imitando también en esto a los nuevos beatos», dijo el Papa.

De hecho aludió explícitamente en la Madre Ludovica De Angelis –entre los recién proclamados beatos– a «su devoción al Santo Rosario, que ella siempre tenía entre sus manos», cuando saludó a los peregrinos procedentes de Argentina para la beatificación de la religiosa de origen italiano misionera en el país latinoamericano.

Juan Pablo II quiso volver a recalcar la importancia de esta oración mariana con ocasión del vigesimoquinto aniversario de su pontificado y convocó, de octubre de 2002 a octubre de 2003, el Año del Rosario.

Publicó entonces la Carta Apostólica «Rosarium Virginis Mariae» sobre el Santo Rosario –en la que propuso los nuevos «misterios luminosos»– mencionando las «circunstancias históricas» que «ayudan a dar un nuevo impulso a la propagación del Rosario»: la paz y la familia.

Ante «la urgencia de implorar de Dios el don de la paz», «el Rosario ha sido propuesto muchas veces por mis Predecesores y por mí mismo como oración por la paz», recordó Juan Pablo II en el documento.

«Otro ámbito crucial de nuestro tiempo –prosiguió–, que requiere una urgente atención y oración, es el de la familia, célula de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución y, con ella, por el destino de toda la sociedad».

«En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actual», exhortó el Santo Padre.

El 7 de octubre es el día en que la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.

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ZENIT Staff

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