¿Qué es y qué hace la «Cienciología»? Un experto responde

Declaraciones del padre Manuel Guerra Gómez

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MADRID, domingo, 3 octubre 2004 (ZENIT.org).- «Una psicotécnica que ha sido convertida en religión, pero una religión en la que no hay fe y no se ora»: así describe Manuel Guerra Gómez –autor del «Diccionario enciclopédico de las sectas» (Ed. Biblioteca de Autores Cristianos)– la «Iglesia de la Cienciología», que en septiembre pasado inauguró en la capital española su nueva sede.

Profesor emérito en Historia de las Religiones de la Facultad de Teología del Norte de España (sede de Burgos), Guerra declaró a la agencia Veritas que en los «templos» de la «Cienciología» «no se entra a orar a Dios, sino a hacer la auditación, a ver las técnicas y a ponerse de acuerdo sus miembros para organizar actividades».

Con palabras de la propia «Iglesia de la Cienciología», «es una religión que no requiere fe ni creencia. No es algo qué creer, sino algo qué hacer; es por lo tanto una filosofía religiosa aplicada. Por medio de la mente tienen confianza en uno mismo y se convierten en «superhombres»», apunta.

«La Cienciología –prosigue– cree que, desarrollando las fuerzas o potencialidades ocultas de la mente humana, el hombre conseguirá salvarse a sí mismo».

«Curiosamente, usan términos cristianos vaciados de su sentido» –destaca–, tales como «iglesia», «jerarquía eclesiástica», «capellán» o «feligrés».

De acuerdo con Guerra, los «cienciólogos» «tienen ritos de matrimonio, funerarios, de imposición del nombre, reuniones semanales celebradas en domingo, etc. Suelen ir vestidos de clergyman, y en las ceremonias usan una especie de sotana un poco más corta, con una especie de pectoral. Eso desorienta a la gente y hace que parezca más próximo al cristianismo, pero no lo es».

Cuando se entra en la «Cienciología» «realizan el “auditing”, o sea, una especie de entrevista en la cual el «auditor (oyente)» asesora al que recibe la auditación por medio del diálogo y sobre todo del aparato E-Metro. Como todo queda grabado, luego se puede volver contra ti si en una crisis quieres dejar el grupo», alerta el experto en sectas.

Además «se reciben una serie de cursos numerosos y cada vez más caros. Un francés, ante la enorme presión económica por su deuda, se suicidó –recuerda–. Su esposa, Nelly Vic, acusó en 1996 a Jean J.Mazieer, líder de la “Cienciología” en Lyon, quien fue condenado a 18 meses de cárcel».

Para Guerra, la «Cienciología» es secta porque «secta es un grupo autónomo, no cristiano, fanáticamente proselitista, exaltador del esfuerzo personal y que espera un cambio maravilloso de la Humanidad o del individuo».

«En el caso de la “Cienciología”, este cambio maravilloso del individuo es que pasa del hombre al superhombre. Además, lo adornan con un aspecto casi místico, porque el hombre no se compone sólo de cuerpo y alma, sino de cuerpo, mente y “thetan”, que es el cuerpo energético, etérico o astral. Sus ejercicios consisten en separar ese supuesto «cuerpo energético o astral» del físico»», explica.

Entre los elementos que la hacen «incompatible con la fe católica», señala que los seguidores de la «Cienciología» creen en la reencarnación de las almas y que «el alma se va purificando a base de esfuerzo personal». Aclara igualmente que el dios en el que creen «no influye ni en la vida de los hombres ni en la historia de los pueblos».

Sobre las razones por las que tiene tanto poder de atracción en actores estadounidenses, indica que «estos actores están muy estresados, y la “Iglesia de la Cienciología”, por medio de la dianética, igual que otros métodos de potencialidad humana, hace que esas personas tengan confianza en sí mismas. Además, tiene una eficacia inmediata y ningún compromiso humano moral, porque como el dios en el que creen no interviene ni en la vida ni en la historia, pueden tener el código moral que ellos quieran», aclara.

Dicho «código moral» tiene 21 preceptos, entre ellos «sé moderado», «no asesines» y «trata de no hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti», prosigue.

Se trata asimismo de un credo «utilitarista, pragmático, cuyo lema es que lo que no es útil para uno, no sirve». «En esto influye mucho el pragmatismo chino, ya que L. Ronald Hubbart, el fundador, conoció el budismo cuando estuvo en China», recalca Guerra.

Éste también informó de que la Iglesia de la «Cienciología» ha sido prohibida en Alemania, en Francia y en Grecia: «En Alemania este rechazo comenzó con un boicot a la película «Misión Imposible», cuyos beneficios de taquilla pasaban en parte a sus fondos. El gobierno alemán, en un informe de 1996, la calificaba como “muy peligrosa y con tendencia totalitaria”. En 1993 el gobierno de los Estados Unidos le reconoció los mismos derechos y situación jurídica que las Iglesias y confesiones tradicionales».

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ZENIT Staff

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