ROMA, viernes, 15 octubre 2004 (ZENIT.org).- Consciente de la influencia de los medios de comunicación en cuanto el hombre piensa y de la necesidad de anunciar de forma renovada el mensaje de Salvación en este sector, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) presentó el miércoles el nuevo «Directorio de las Comunicaciones Sociales en la misión de la Iglesia».
Bajo el título «Comunicación y misión», el documento –aprobado en la última asamblea general de la CEI el pasado mayo– es fruto de «un laborioso camino» a partir del Congreso eclesial de Palermo (1995) y del Congreso nacional sobre «Parábolas mediáticas» (2002), explicó el secretario general del organismo episcopal, monseñor Giuseppe Betori.
En el texto los prelados señalan el riesgo de oligopolio en los medios de comunicación, tanto en su matiz político –porque «el papel y el control de los medios se ha hecho decisivo para los equilibrios del país y para el desarrollo de la democracia»– como social –porque las inversiones requieren publicidad, y ésta audiencia–.
En este último punto –denuncia el documento–, el resultado es el abajamiento de los programas, una comunicación cada vez más caracterizada por «la propagación de la violencia, de la vulgaridad y de la pornografía, de continuos atentados a la inteligencia y al cuerpo humano».
Ante este panorama, la propuesta de la Iglesia en Italia es la del pluralismo, «la participación pública» en las decisiones en materia de comunicación, donde pueden desempeñar un papel las autoridades y las propias asociaciones de telespectadores.
«La ausencia de control y de vigilancia –escriben los prelados— acaba por favorecer un uso indiscriminado de instrumentos potentísimos que, si son mal empleados, producen efectos devastadores sobre las conciencias de las personas y en la vida social».
Protagonismo en esta tarea cobra la familia. Pero la Iglesia también está llamada a combatir con un lenguaje nuevo la «devastadora deriva social y cultural».
De ahí que el Directorio de la CEI proponga dar un salto de calidad en la relación Iglesia-medios-territorio. Y es que «la comunicación social es un componente esencial de la nueva evangelización», reconoció monseñor Betori.
Con este documento se pretende «acrecentar la conciencia de que la Iglesia existe para la comunicación de la fe» e «injertar en toda la acción pastoral una atención sistemática a la dimensión comunicativa para interceptar los lenguajes de la cultura mediática actual, sin perder la especificidad de los códigos comunicativos religiosos», aclaró.
También se busca –prosiguió monseñor Betori– «ofrecer una activa contribución para hacer crecer la conciencia ética y el sentido de responsabilidad», «ayudar a los operadores de los medios, incrementar la unión y las sinergias entre los medios católicos locales y nacionales» y «formar y hacer operativa la nueva figura del animador de la comunicación y de la cultura»
Los prelados reconocen que hay comunidades que «tienen dificultad para comunicar o no advierten esta necesidad», además de «la debilidad manifiesta en el lenguaje, formas e instrumentos». Igualmente constatan cierta indiferencia hacia los medios católicos entre los fieles e incluso presbíteros.
El Directorio introduce la oficina de prensa, «ya necesaria en toda diócesis», entre cuyas tareas está la preparación y dirección de las ruedas de prensa del obispo correspondiente, así como elaborar una revista de prensa diaria.
La idea de un animador de la comunicación y de la cultura se introduce en la renovada función de la parroquia, la cual tendrá su propio sitio en Internet.
Se incluyen igualmente recomendaciones –en conformidad con el Código de Derecho Canónico– sobre las intervenciones de sacerdotes y religiosos en televisión u otros medios de comunicación.
Éstas «tendrán que ser valoradas caso por caso» de acuerdo con el propio obispo, evitando la participación en «programas de mero entretenimiento» o que por «su ubicación o modalidades expresivas puedan ser tachadas de superficialidad».
El Directorio de las Comunicaciones Sociales de la CEI ha sido editado en un volumen de 198 páginas por la «Libreria Editrice Vaticana», acompañado de un DVD multimedial. También se puede consultar íntegramente (en italiano) en www.chiesacattolica.it.