ROMA, jueves, 2 diciembre 2004 (ZENIT.org).- El papel de Europa en la lucha contra el hambre y la pobreza en África, es determinante, sin embargo el viejo continente parece haber perdido la propia identidad cristiana y con ella valores como el de la solidaridad, afirma monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kisangani, república Democrática del Congo.
En esta entrevista concedida a Zenit, el presidente de la Conferencia Episcopal de la República Democrática del Congo, afirma: «Cuando oímos poner en discusión los orígenes cristianos de Europa, cuando oímos que hay todo un debate sobre el matrimonio homosexual, decimos que el mundo necesita evangelización».
«Cuando la paz es violada, cuando los derechos fundamentales son violados, decimos que el mundo necesita evangelización. Y la fraternidad sacramental nos impulsa a actuar colegialmente al afrontar el problema de la evangelización», añade.
–¿Cómo evangelizar este mundo que, culturalmente, parece huir y no dar importancia a los propios valores?
–Monseñor Monsengwo: Europa está dotada de los valores trascendentes que la podrían salvar y darle un verdadero desarrollo integral de todos sus habitantes y de cada uno de ellos. En cambio corre hacia cosas que no le ayudan para nada.
Del mismo modo, también África tiene valores que la pueden ayudar a avanzar humanamente, de manera sana, aunque las guerras y la corrupción la amenazan.
–¿Por qué Europa, tras haber alcanzado metas admirables, atraviesa ahora una crisis tan profunda?
–Monseñor Monsengwo: Porque la persona humana avanza hacia el peligro, y no hacia la felicidad. Europa ha sido construida también gracias al modesto empeño de los monjes que se hicieron cargo del gran trabajo de alfabetización.
Ahora se intenta desdecir el pasado y afirman que todo lo que han hecho los cristianos ya no es válido. ¿Hacia dónde va Europa legitimando los matrimonios homosexuales? ¿Hacia dónde va dando pasos hacia adelante y hacia atrás? Esto ya existía en Sodoma.
Los obispos, ante estas cosas, reflexionan sobre cómo presentar la evangelización, en qué términos y con qué lenguaje se puede hacer comprender a África y a Europa dónde está su verdadera felicidad.
–En este contexto, hay cada vez más sacerdotes africanos que desempeñan su misión en Europa.
–Monseñor Monsengwo: La aportación de África no se refiere sólo a Europa. Nuestros misioneros del Congo están hoy tanto en China como en América Latina. En Europa y en Italia hay muchos y son muy apreciados por los obispos. Es difícil hacerles volver porque los obispos desean retenerlos. En una diócesis de Canadá, desde que el obispo ha nombrado al congoleño párroco de la catedral, la iglesia está llena de gente, mientras que antes estaba vacía.
–Ustedes se quejan, pero Europa ayuda materialmente a África
Mons. Monsengwo: África no sólo tiene necesidad de la Europa de bienes materiales sino sobre todo la de valores como el trabajo, la investigación, el precio del valor eterno de nuestra vida en la tierra, porque cuando uno los tiene en cuenta, no puede quedarse sentado.
La solidaridad supone una pastoral orgánica de la que habló el sínodo africano [celebrado en Roma en 1994 ndr.], supone el programa de ayuda recíproca, supone el problema de la «missio ad gentes», así como el del intercambio de sacerdotes y agentes de evangelización.
Todos los problemas están ligados a la visión comunitaria, la visión de la Iglesia-familia, de la Humanidad-familia, que impulsa a luchar y compartir.