CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 6 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Catorce años después de su proclamación de independencia de la Unión Soviética en 1990, Juan Pablo II ha alentado a Lituania a no contentarse con el secularismo hedonista como modelo de vida. (secular hedonistic model).
El Papa afrontó el «debate cultural y social» que actualmente tiene lugar en la República sobre sus raíces cristianas al recibir este lunes las cartas credenciales del nuevo embajador de Vilnius ante la Santa Sede, Algirdas Saudargas (1948), científico y profesor universitario de matemática, que desempeñó un papel importante en la independencia y transición democrática.
El 76,45% de los 3.600.000 habitantes de lituania son católicos, el resto de la población es luterana, ortodoxa (dependiente del patriarcado de Moscú), bautista, musulmana, y judía.
A través del señor Saudargas, el obispo de Roma pidió que «los representantes de los ciudadanos lituanos se comprometan con ánimo sincero a construir una sociedad libre sobre bases sólidas éticas y morales, sirviéndose del noble patrimonio de ideales humanos y evangélicos que distinguen la historia de la nación».
En particular, exhortó a los católicos a «colaborar con todas las personas de buena voluntad para evitar que la sociedad lituana se vea también influenciada por el modelo secularizado y hedonista de la vida y por sus fáciles seducciones».
«Conscientes de que no pueden contentarse con combatir las consecuencias del mal, los creyentes deben estar dispuestos a caminar junto a quienes, a través de una oportuna legislación y estilos equilibrados de comportamiento, favorecen la defensa de la familia y la vida, desde su concepción hasta su muerte natural».
Manifestando su satisfacción porque Lituania ha pasado a forma parte desde el 1 de mayo de la Unión Europea, Juan Pablo II deseó que «este continente sepa encontrar la forma y el camino para construir la paz y la prosperidad en un clima de colaboración fructuosa, respetando las culturas y los derechos legítimos de todos, persiguiendo el objetivo del bien de las personas y de toda Europa, desde el Atlántico hasta los Urales».