Juan Pablo II impulsa la entrada de Croacia en la Unión Europea

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Alienta su proceso de reconciliación interno y externo

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 12 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II alentó la entrada de Croacia en la Unión Europea y el proceso de reconciliación de este país que tras el comunismo vivió el trauma de la guerra al recibir este sábado al nuevo embajador de Zagreb ante la Santa Sede.

Tras recordar su «inmarcesible patrimonio religioso» en el discurso que entregó a Emilio Marin, experto en arqueología cristiana y romana y hasta ahora director del Museo Arqueológico de Split, el Santo Padre alentó la aportación en el futuro de los croatas «al consorcio de los pueblos europeos».

Por este motivo, el Papa «deseó éxito a los crecientes esfuerzos» para que Croacia forme parte «de la Europa unida».

Al mismo tiempo compartió «la preocupación» de que «un retraso en la entrada de Croacia en la Unión Europea pueda ir en detrimento del proceso de aplicación de las reformas democráticas, no sólo en este país, sino también en otras naciones de esa parte del continente, que se encaminan con ferviente esperanza hacia la integración europea».

Juan Pablo II, que ha visitado tres veces Crocia, la última vez el año pasado, durante en su viaje internacional número cien, impulsó al mismo tiempo en su discurso «el diálogo, la reconciliación y la paz» tanto interna como externa.

Tras la segunda guerra mundial, Yugoslavia se convirtió en Estado federal independiente comunista bajo la mano férrea del mariscal Tito. Tras la declaración de de Yugoslavia en 1991, Croacia vivió años de esporádicos, pero en ocasiones duros enfrentamientos, contra el ejército del serbio Slobodan Milosevic. Bajo la supervisión de las Naciones Unidas, el último enclave controlado por Serbia, Eslavonia, regresó a Croacia en 1998.

«La justicia y el perdón representan pilares básicos» de la paz, continuó diciendo el Papa. «La justicia asegura un pleno respeto de los derechos y de los deberes, y el perdón cura y reconstruye desde sus fundamentos las relaciones entres las personas, que todavía resienten las consecuencias de los enfrentamientos entre las ideologías del reciente pasado».

En este contexto, el obispo de Roma abogó por la superación de los refugiados de diferentes partes de los Balcanes que durante la guerra de los años noventa tuvieron que dejar sus casas, a las que todavía no han podido resolver, y aplaudió los acuerdos entre Croacia y Serbia sobre el reconocimiento de los derechos de las minorías.

Por último el Papa garantizó la colaboración de la Iglesia al «desarrollo social y económico» del país, que tenga en cuenta «las necesidades culturales, sociales y espirituales» para evitar las consecuencias negativas del «creciente fenómeno de la globalización» que lleva a la homogeneización social.

Croacia, país de algo menos de cuatro millones y medio de habitantes, es un 80,95 % católico. El resto de las minorías religiosas, por número, son ortodoxos, musulmanes y protestantes.

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ZENIT Staff

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