«Estoy contento de constatar que la sociedad senegalesa ha comprendido por fin que la pena de muerte no resuelve necesariamente las desviaciones sociales y ni es sobre todo un buen método de lucha contra la inseguridad», declaró a la agencia misionera «Misna» el secretario general de la Conferencia Episcopal de Senegal, el padre Alfred Wally Sarr.
«La Iglesia no puede sino alegrarse de ello –añadió–. Esta decisión recuerda nuestra fe, según la cual la vida es un don de Dios».
En declaraciones telefónicas desde Dakar, el secretario de los obispos de Senegal subrayó que «una condena que mantiene con vida a una persona facilita la introspección del detenido, que puede así comprender la gravedad de su culpa y orientarse al respeto del otro y de la sociedad».
Igualmente explicó que compartía las afirmaciones de un diputado musulmán –credo al que pertenecen cerca del 94% de los senegaleses— que dijo en una emisión radiofónica que «la abolición de la pena de muerte es coherente con el islam, una religión de perdón y misericordia».
El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, también musulmán, había prometido abolir la pena de muerte durante su mandato. Ahora deberá firmar la propuesta de ley para que entre en vigor.
Presente en Milán el pasado septiembre, con ocasión del Encuentro por la paz organizado por la Comunidad de San Egidio, el presidente senegalés había anunciado también esta derogación.
Por su parte, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, subrayó el «extraordinario valor civil» de la noticia llegada desde Senegal y anunció la iluminación del Coliseo en la tarde del sábado para celebrarlo, «como es habitual en ocasiones extraordinarias como ésta».
«Senegal es el cuarto país africano que da este paso», «una victoria de la humanidad y de la civilización», reconoció a «Misna» .
«El pasado 30 de noviembre, desde el Coliseo (Cf. Zenit, 29 de noviembre), lanzamos junto a la Comunidad de San Egidio y muchas otras asociaciones que luchan por el respeto de los derechos humanos un nuevo llamamiento para que la barbarie de la pena capital sea suprimida en todo lugar», recordó.
Senegal era uno de los 32 países «abolicionistas de hecho» donde la pena capital está prevista en sus leyes, pero en la práctica no se aplica casi nunca, recalca la agencia «Ansa».
Antes de Senegal –en 44 años de independencia sólo ha ejecutado dos condenas–, en África occidental han derogado formalmente la pena de muerte Cabo Verde, Guinea Bissau y Costa de Marfil.