ROMA , jueves, 16 diciembre 2004 (ZENIT.org).- «Si la libertad religiosa no se respeta, seguramente no se respetan tampoco los demás derechos humanos», afirmó Attilio Tamburini, presidente de la sección italiana de Ayuda a la Iglesia Necesitada, la obra de derecho pontificio que cada año publica un informe sobre la libertad religiosa en el mundo.
En esta entrevista, concedida a Zenit, Tamburini profundiza en el tema de la libertad religiosa que ha sido el centro de una conferencia internacional, organizada el 3 de diciembre pasado, por la Embajada estadounidense ante la Santa Sede y en la que ha tenido una ponencia.
–¿Cómo se relaciona la falta de libertad religiosa con la falta de otros derechos humanos?
–Tamburini: Fue el Santo Padre, en el discurso al Cuerpo Diplomático de 1989, quien dio un giro de 180 grados al modo de afrontar la libertad religiosa, e hizo una consideración importante sobre todo desde el punto de vista metodológico. Dijo que la libertad religiosa es como un test que nos permite verificar el respeto del resto de derechos humanos.
Hemos partido de esta consideración: la libertad religiosa no es un accesorio. Si en un país tomo como test la libertad religiosa, puedo decir que si se respetan o no los demás derechos.
Basta mirar la historia para verificar cuánta verdad hay en esta afirmación. En todo el siglo XX, las ideologías, tanto de derecha como de izquierda, han tratado de ir contra la libertad religiosa.
–Algunos consideran que en el mundo secularizado actual, en nombre de la tolerancia religiosa y del principio de laicidad del Estado, se aprueban medidas que limitan de hecho las libertades de las diversas religiones, y en especial la cristiana. ¿Cuál es su opinión a este respecto?
–Tamburini: También en este caso el Santo Padre no ha sido tomado en serio cuando dijo que una democracia sin valores acaba siendo un totalitarismo. Parece una frase acuñada para llamar la atención pero tiene una razón intrínseca, el relativismo obligatorio acaba siendo totalitarismo.
El relativismo moral y el pensamiento débil se oponen a la aparición de cualquier tipo de pensamiento fuerte, a cualquier búsqueda de valores, de identidad y de verdad. Se agitan fantasmas, se proponen normas especiales para categorías sociales concretas, cuando en realidad los derechos humanos son para todas las personas humanas en cuanto tales.
Si el homosexual es golpeado, hay que condenar a quien le ha pegado, independientemente de la preferencia sexual de la víctima. Incluso aceptar la división por categorías es peligroso. No puede haber más o menos derechos, según las preferencias sexuales.
–¿Qué piensa de la polémica suscitada sobre los belenes en la escuela, juzgados como ofensivos para otras religiones?
–Tamburini: El diálogo interreligioso implica un reconocimiento de las identidades. Sin identidad no hay diálogo. Un musulmán puede dialogar conmigo si yo me declaro cristiano, si no ¿qué interés tendría en emprender el diálogo?
Cancelar la identidad anula las bases del diálogo. Considero aberrante lo sucedido en Campania (Nápoles), donde la junta regional ha publicado una Agenda de la Paz, en la que no aparecen las fechas de Navidad, Epifanía y Pascua.
Incluye en cambio las fechas de Mahoma cuando deja la Meca, del inicio del año chino, del nacimiento de Gandhi y Mandela, pero no aparece el nombre de Jesús. Una agenda que ha costado 50.000 euros de dinero público y ha sido distribuida en las escuelas.