La Iglesia busca soluciones realistas a la tragedia del Sida

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 17 diciembre 2004 (ZENIT.org).- La aprobación de la «Fundación El Buen Samaritano» por parte de Juan Pablo II «es un signo de que la Iglesia se preocupa» del tema del Sida «de forma realista», reconoció el secretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, monseñor José Luis Redrado Marchite.

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«No se puede atajar el problema del Sida con los preservativos. Es necesaria la formación, y no sólo a los médicos, sino a los sacerdotes, las familias, a los jóvenes, a todos», alertó en declaraciones a «Veritas».

Ante campañas estatales recientes de propuestas de soluciones del Sida, monseñor Redrado afirmó que «es mucho más fácil dar un preservativo que formar a las personas. Para nuestros gobiernos, con estas actitudes, lo que nos están diciendo es que somos seres sin capacidad de pensar y por lo tanto se nos da el preservativo».

El obispo Redrado participó este viernes en la presentación en la Santa Sede de la «Fundación El Buen Samaritano», cuyo objetivo es sostener económicamente a los enfermos más necesitados, en particular afectados por el Sida.

Con sede en Ciudad del Vaticano y encomendada al Consejo pontificio para la Pastoral de la Salud, la Fundación fue aprobada por el Santo Padre con personalidad jurídica pública, canónica y civil, en la audiencia concedida al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, el 12 de septiembre pasado.

«La Fundación ya se ha puesto en marcha; sólo hace falta la respuesta generosa de las personas, que serán las que la hagan posible», explicó monseñor Redrado a «Veritas».

El 26,7% de los centros de atención a enfermos de Sida en el mundo son católicos. Sus programas siguen cuatro líneas: formación (para el personal sanitario, para los sacerdotes, para las familias y para los jóvenes), prevención (educación sanitaria, elaboración de documentos eclesiales y congresos), cuidado y asistencia (para los capellanes, para los médicos, para los enfermeros y enfermeras, la práctica del sacramento de la Penitencia, proyectos varios, acciones de Cáritas internacional y diocesanas, centros para los enfermos), y acompañamiento (con los enfermos mismos, con los huérfanos, con las viudas y con los abuelos, además de acompañamiento en cárceles y casas de reinserción social).

«La formación es lo más importante –admitió el secretario del dicasterio–. Sobre todo en los países en vías de desarrollo es mejor formar para que sean protagonistas de su futuro que no darles cosas que no saben ni cómo se utilizan».

«Cuanto más formación en valores, las personas serán más libres para actuar –advirtió–. Lo contrario es estar en una continua dependencia del otro, que en su mayoría tienen otros objetivos económicos y políticos».

Más información y formas de colaboración con la «Fundación El Buen Samaritano» en el servicio de Zenit de este viernes (Cf. «El Papa crea una Fundación para ayudar en particular a enfermos de Sida»).

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ZENIT Staff

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