(ZENIT Noticias / Roma, 26.05.2025).- El Papa León XIV ha reavivado una tradición que se había desvanecido discretamente: la distribución de una bonificación de 500 euros a los empleados del Vaticano tras la elección de un nuevo Papa. El gesto, aunque aparentemente económico, ha resonado con mucha más fuerza en los muros del Palacio Apostólico y los pasillos de las numerosas oficinas del Vaticano.
La bonificación, otorgada el 23 de mayo, beneficia a unos 5.000 trabajadores, desde los 2.000 empleados de la Curia Romana que colaboran en el gobierno de la Iglesia mundial hasta los muchos otros que sostienen las funciones diarias del Estado de la Ciudad del Vaticano. Es una suma “modesta”, pero con un gran peso simbólico: un mensaje de que la continuidad, la dignidad y el compromiso personal son vistos, valorados y recompensados.
La reincorporación marca una ruptura sutil pero marcada con el Papa Francisco, quien había suspendido la práctica en un espíritu de austeridad institucional. El Papa León, si bien no rechaza esa filosofía, parece estar forjando un tono diferente: uno que valora la memoria, el ritual y la moraleja de los pequeños gestos.
Al día siguiente del discreto desembolso de la bonificación, el Papa León XIV se reunió cara a cara con quienes mantienen el Vaticano en funcionamiento. Cinco mil empleados y sus familias —niños en brazos, oficinistas de edad avanzada, guardias, archivistas, jardineros y diplomáticos— llenaron el vasto Aula Pablo VI, recibiendo al Papa con una prolongada y sentida ovación.
Se presentó ante ellos no como un ejecutivo dirigiéndose a su personal, sino como un pastor que se reúne con el rebaño que había heredado. «No es momento de discursos programáticos», dijo. «Es momento de darles las gracias».
León XIV, aún al inicio de su pontificado, reflexionó no sobre políticas, sino sobre la permanencia. «Los papas van y vienen», dijo simplemente, «pero la Curia permanece». No como una reliquia burocrática, sino como un órgano vivo de la memoria. Enfatizó que este órgano institucional hace más que archivar documentos o emitir decretos: custodia la memoria de la Iglesia y guía su continuidad. “La memoria”, señaló, “no es nostalgia. Es la raíz del propósito, el mapa del significado”.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.