NUEVA DELHI, viernes, 24 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Falsas acusaciones, noticias de inexistentes conversiones y reconversiones, temor fundado de violencia y boicot a la Navidad son algunos de los ataques que en los últimos días están padeciendo los cristianos en algunos Estados de la India, denuncian obispos católicos.
Las autoridades católicas de Orissa han decidido apelar al gobierno central para poner freno a la campaña anticristiana lanzada por fundamentalistas hindúes, policía, medios de comunicación –con la difusión de noticias falsas– y autoridades del Estado oriental indio.
El miércoles pasado, «The Times of India» daba la noticia de tres cristianos agredidos, sospechosos de haber convertido a los habitantes en el pueblo de Gopinath, en el distrito de Balasore. El mismo día, un comunicado de prensa de la policía hablaba de un hombre golpeado por algunos cristianos porque se negaba a cambiar de credo.
De acuerdo con monseñor Thomas Thiruthalil, obispo de Balasore, la cuestión de las conversiones es «un instrumento fácil en manos de grupos y franjas extremistas que quieren encender el odio social», aclaró a «AsiaNews».
«Estos elementos se sirven del Decreto sobre Libertad Religiosa de Orissa (OFRA) para intimidar a los tribales con la connivencia de la administración local», añadió. La OFRA prohíbe toda conversión forzada, pero la norma se usa frecuentemente para amenazar a los tribales, en su mayoría analfabetos y manipulables por fundamentalistas y políticos.
El prelado, también presidente del consejo regional de obispos de Orissa, se dirigirá al ministro del Interior para que arroje luz sobre la situación.
Por su parte, John Dayal, presidente del «All India Catholic Union» –organismo que representa a 16 millones de católicos indios– alertó de que las noticias sobre las conversiones son frecuentemente inventadas por los fundamentalistas, mientras que las violencias contra los cristianos son todas auténticas.
El tema de las conversiones suscita oposición en varios Estados de la India. Recientemente la comunidad cristiana de Orissa hizo un llamamiento para poner freno a las «reconversiones», en ocasiones acompañadas de violencia: los movimientos radicales hindúes persuaden u obligan a los tribales convertidos al cristianismo a «volver a la religión hindú», una practica que definen como un «retorno a casa» (Cf. Zenit, 20 octubre 2004).
El «Bharatiya Janata Party» (BJP) gobierna el Estado de Orissa, uno de los que tiene mayor presencia fundamentalista hindú. El partido promueve una ideología nacionalista y mono-religiosa y es respaldado por movimientos fundamentalistas contrarios al servicio social y programas de desarrollo que promueve la Iglesia
Además en la zona está muy activo el «Vishwa Hindu Parishad» (VHP) –Asamblea Mundial del Hinduismo–, el ala religiosa del BJP, y el «Rashtriya Swayamsevak Sangh» (RSS), grupo paramilitar hindú conocido por su ideología contraria a las minorías religiosas.
El sábado pasado, la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras informada de que el líder del partido fundamentalista «Shiv Sena» (SS) –aliado del BJP– había presidio una ceremonia en Melghat (distrito de Amravati, Maharashtra central) durante la cual cuatro «adivasi» –etnia tribal– «regresaron al hinduismo». El presidente del SS se burló de los presuntos intentos de proselitismo por parte de misioneros cristianos y amenazó con que si no dejan de «explotar a los pobres y analfabetos adivasi, les enseñaremos qué es el SS».
Pero tanto «conversión» como «reconversión» son falsas: el obispo de Amravati, monseñor Edwin Colaco, confirmó que hace pocos días, el diario local difundió la noticia y la fotografía –en primera página– del bautizo de cuatro adivasi en un río en la zona de Melghat.
El prelado escribió inmediatamente a las autoridades del distrito y al director de la publicación en protesta por la «noticia falsa». «Estos adivasi no se han convertido al catolicismo –especificó— y la Iglesia católica en Melghat no tiene nada que ver con su bautismo».
En Gujarat –escenario de violencia fundamentalista contra las minorías religiosas–, en la India occidental, la noche de Navidad de 1998 numerosos militantes del VHP apalearon a fieles cristianos y destruyeron Biblias e iglesias en el distrito de Dangs. Desde entonces, según los habitantes de la zona, la vigilia se ha convertido en «un momento de temor creciente» para todos –cita «AsiaNews»–.
Uno de los presuntos promotores de aquellas revueltas anti-cristianas ha organizado para el próximo 25 de diciembre un festival hindú: el «Dutt Jayanti Pran Pratishtha Mahosatsav», que se celebrará en Naldadev justamente durante las celebraciones natalicias. Una cita similar, el «Vishal Hindu Mela», está programada para este jueves en un pueblo entre Gujarat y Maharashtra.
También el «Akhand Harinam Saptah», un festival que tendrá lugar el 25 y 26 de diciembre, se ha organizado intencionadamente para perturbar las celebraciones de Navidad, afirman algunos cristianos.
Mientras, en el Estado de Jharkhand –India central–, gobernado por el BJP, una acusación falsa movida por fundamentalistas hindúes acabó el 13 de diciembre en una condena de tres años de cárcel contra un sacerdote de la diócesis de Dumka que ha dedicado su vida a los tribales indios.
De ello informó el obispo local, monseñor Julius Marandi, anunciando una apelación contra el fallo. El padre Christo Das, subdirector de la St. Joseph’s School de Guhiyajori, ha sido condenado en relación con un presunto caso de abuso a un menor tribal en 1997.
«Estamos impactados y doloridos por la decisión del tribunal», reconoció monseñor Marandi; «nos esperábamos una sentencia favorable; apelaremos al tribunal del distrito y esperamos una sentencia justa». Todos los conventos y parroquias de la zona celebran vigilias de oración para que «prevalezca la justicia» y la población tribal de la diócesis de Dumka apoya al sacerdote.
Pero «los fundamentalistas han manipulado a uno o dos tribales, que han lanzado acusaciones falsas», denuncia el prelado, para quien el móvil de la acusación trata de desacreditar al sacerdote: «el propio padre Das piensa que el episodio es un intento de frenar su trabajo a favor de los tribales», explica. Las manifestaciones de protesta por la detención del sacerdote fueron numerosas.