ROMA, viernes, 24 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Después de haber entrevistado a 111 electores del próximo cónclave, el corresponsal en el Vaticano de la cadena pública televisiva italiana RAI, Giuseppe De Carli, afirma: «los cardenales son un monumento a la grandeza de Juan Pablo II».
«País por país, continente por continente, nos hemos dado cuenta de que los cardenales son tan grandes como el Papa. Este es el sorprendente descubrimiento que hemos hecho», confiesa el periodista, quien es también responsable de la Estructura Rai-Vaticano desde 2003.
A De Carli y a su equipo sólo les falta entrevistar a diez cardenales electores (actualmente son 121), pero en una entrevista concedida a Zenit revela que espera terminar en un mes, mostrando la agenda de citas que tiene a sus espaldas en la oficina.
El «vaticanista» acaba publicar una selección de 23 entrevistas en el libro «Disculpe, eminencia» («Eminenza, mi permette?», Editorial Piemme, Rai-Eri), que comienza con el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y termina con Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi (la India).
Otros de los entrevistados en el libro, que lleva por subtitulo «La Iglesia y el mundo según los cardenales del Papa Wojtyla», son Julián Herranz (español), Walter Kasper (alemán), Renato R. Martino (italiano), Angelo Scola (italiano), Dionigi Tettamanzi (italiano), Philippe Barbarin (francés), Kevin Michael Patrick O’Brien (escocés), Anthony Olubunmi Okogie (nigeriano), Cláudio Hummes (brasileño), Justin Francis Rigali (estadounidense), Ivan Dias (indio).
Para explicar el descubrimiento hecho con estas entrevistas, el autor del libro aclara que los cardenales «no sólo tienen un intensísimo lazo con el sucesor de Pedro, sino que también tienen una fisonomía parecida».
Y aclara: «El Papa es una vocación adulta, al menos la mitad de los cardenales son una vocación adulta: hay ex sindicalistas, economistas, abogados. Incluso algunos son convertidos, como el cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París, que era judío, o el cardenal Julius Riyadi Darmaatmadja, arzobispo de Yakarta, que era musulmán».
«Son personas que aman la vida, que hacen o hacían deporte, como este Papa: béisbol, rugby, fútbol, atletismo… Alguno casi fue a las Olimpiadas y uno representó a su país en la selección de baloncesto», recuerda en la entrevista concedida a Zenit.
«Estos elementos nos deben quitar la imagen del cardenal alejado, hombre de poder: son hombres totalmente anclados en nuestro tiempo», añade.
Ante la pregunta si ha sido difícil entrevistarles, De Carli revela su estrategia: «Comencé con el que consideraba más difícil, el cardenal Ratzinger. Yo me decía a mí mismo: «Si acepta, es posible que acepten todos los demás». Después de una semana me dijo que sí, después de haber insistido un poco. Me concedió cuarenta minutos, y salió una entrevista estupenda».
«Cuando les enseñé a mis amigos las grabaciones, alguno me dijo: «¿Por qué no las transcribes? Son reflexiones tan elevadas, tan abiertas, tan críticas y autocríticas, que sería oportuno recogerlas en un libro». Esta es la idea: ir a la fuente; no hacer un libro sobre los cardenales, o sobre el posible sucesor de este Papa, que a mí no me interesa».
«Quería ir a la fuente para tratar de comprender cómo viven el Evangelio estos cardenales », subraya.
Según el entrevistador, hay tres preocupaciones comunes a todos los cardenales.
«El primer tema es guerra y paz. La línea indicada por este Papa es la línea abrazada por el cien por ciento de los cardenales. La Iglesia es sacramento de paz para el mundo. La fuerza de este papado se ha convertido en la fuerza de su profecía para la paz. Por este motivo, Juan Pablo II es visto como «padre» por musulmanes».
«Darmaatmadja, cardenal de Indonesia, el país con el mayor número de musulmanes en el mundo, me dijo que cuando estalló la guerra en Irak, estaba muy preocupado porque había fundamentalistas que decían: «dado que es una guerra de los cristianos contra los musulmanes, vamos a acabar con los cristianos, que son una pequeña minoría»».
«El cardenal logró reunir una delegación, junto a musulmanes, y me explicó: «No fuimos al Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, venimos a Roma porque el Papa es visto como un «padre» de todos los pueblos», añade el periodista.
«La segunda gran preocupación es la de las relaciones con el Islam –reconoce–. Es un tema más bien complicado, del que hablan cardenales como Scola (patriarca de Venecia), quien dice que hay que prestar atención a los musulmanes de Europa, que son ya unos 18 millones. Hablan también de ello los franceses Lustiger y Barbarin (arzobispo de Lyón) y habla también Tettamanzi (arzobispo de Milán) para decir que él no tiene miedo del Islam».
«Otro tema es el de la crisis de la fe –dice por último–. Pero, más que de crisis de la fe, yo hablaría de crisis de la práctica religiosa. Hay Iglesias en Europa, como la Iglesia en Holanda, donde se puede hablar de «eutanasia» de una Iglesia. Está desapareciendo. Mientras que el mundo protestante se ha paganizado, el riesgo de la Iglesia católica es que se «protestantice», es decir, que se divida. Al escuchar a los grandes arzobispos da la impresión de que el mundo vive como si la Iglesia no existiera».
«Mientras tanto, en África y en Asia, donde en muchas veces es perseguida y minoritaria, la Iglesia está en expansión. Donde la Iglesia es Iglesia de mártires, es también semilla para todos nosotros», concluye.