El consejo que el Papa dejó a los cardenales ante el cónclave

Escuchar la lección que deja Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 5 abril 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II, pensando en su muerte, dejó un consejo a los cardenales que se reunirían en cónclave para elegir a su sucesor: comprender la lección que dejó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, en la que tendrá lugar este acontecimiento.

El pontífice ofreció una visión poética de lo que sería el cónclave, que se celebrará «después de mi muerte», en su obra poética «Tríptico romano», que publicó el 6 de marzo de 2003 y que había escrito entre el verano de 2002 y la Navidad de ese mismo año.

Contemplando el fresco del Juicio Final, el Papa escribía: «Los hombres a quienes se confió el cuidado de la heredad de las llaves, se encuentran aquí, se dejan abarcar por la policromía sixtina, por la visión que dejó Miguel Angel. Así fue en agosto y, luego, en octubre del memorable año de los dos cónclaves, y así será de nuevo, cuando se presente la necesidad, después de mi muerte».

«Es menester que les hable la visión de Miguel Ángel», consideraba el Papa.

«»Con-clave»: el común cuidado de la heredad de las llaves, de las llaves del Reino. He aquí que se ven entre el Principio y el Final, entre el Día de la Creación y el Día del Juicio…», constató.

«Es preciso que, durante el cónclave, Miguel Ángel concientice a los hombres», afirmaba dejando uno de los contenidos esenciales de esta lección: «No olvidéis: «Omnia nuda et aperta sunt ante oculos Eius»», « Todo está descubierto y revelado ante sus ojos».

Concluía dirigiendo su oración a Dios por el cónclave: «Tú que penetras todo, ¡indica! Él indicara…».

Publicamos este pasaje de la segunda parte del «Tríptico Romano» de Juan Pablo II.

* * *

Juicio
En la Capilla Sixtina el artista colocó el Juicio.
En este interior el Juicio domina todo.
He aquí que el final invisible se volvió conmovedoramente visible.
El final y a la vez la cumbre de la transparencia —

Este es el camino de las generaciones.
Non omnis moriar [No moriré del todo]—
¡Lo que hay en mí de indestructible,
ahora se encuentra cara a cara con El que Es!
Así se pobló la pared central de la policromía sixtina.

¿Te acuerdas, Adán? Él te preguntó en el principio «adónde estás?»
Y tú contestaste: «porque estaba desnudo; por eso me oculté».
«¿Quién te ha indicado que estabas desnudo?
«La mujer que me diste» me dio el fruto…

¡Todos los que pueblan la pared central de la policromía sixtina, llevan en sí la heredad de tu respuesta de entonces!
¡De esta pregunta y de esta respuesta! Este es el final de vuestro camino.

Postfacio
Y aquí precisamente al pie de esta maravillosa policromía sixtina se reunen los cardenales —la comunidad responsable de la heredad de las llaves del Reino. Viene precisamente aquí.
Y Miguel Ángel de nuevo abarca con la visión. «En Él vivimos, nos movemos y existimos»…

¿Quién es El?
He aquí la mano creadora del Anciano Todopoderoso
dirigida hacia Adán…
En el principio creó Dios…
Él que vio todo…

La policromía sixtina hablará, entonces, con la Palabra del Señor:
Tu es Petrus [Tú eres Pedro] — oyó Simón, hijo de Jonás.
«Te doy las llaves del Reino»,
Los hombres a quienes se confió el cuidado de la heredad de las llaves,
se encuentran aquí, se dejan abarcar por la policromía sixtina,
por la visión que dejó Miguel Angel —
Así fue en agosto y, luego, en octubre del memorable año
de los dos cónclaves,
y así será de nuevo, cuando se presente la necesidad,
después de mi muerte.

Es menester que les hable la visión de Miguel Ángel.

«Con-clave»: el común cuidado de la heredad de las llaves,
de las llaves del Reino.
He aquí que se ven entre el Principio y el Final,
entre el Día de la Creación y el Día del Juicio…
¡Se permitió al hombre morir una sola vez y, luego, el Juicio!

La transparencia final y la luz.
La transparencia de los hechos —
La transparencia de las conciencias —
Es preciso que, durante el cónclave, Miguel Ángel
concientice a los hombres —
No olvidéis: Omnia nuda et aperta sunt ante oculos Eius.
Tú que penetras todo — indica!
Él indicara…

[Traducción de la Librería Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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