El Santo Padre descansa en la cripta de la Basílica de San Pedro del Vaticano, conocida como las «grutas vaticanas», donde hasta el momento de su beatificación se encontraba el beato Papa Juan XXIII.
La tumba de Karol Wojtyla refleja una profunda continuidad con la de Pablo VI, pues ambas se caracterizan por la sencillez que exigieron en sus testamentos. Ambos están enterrados en la tierra (no en un sarcófago).
La diferencia está sobre todo en el color, pues la lápida de mármol que cubre la tumba de Pablo VI es más oscura que la de Juan Pablo II, de mármol blanco con vetas grises.
La tumba del primer papa polaco de la historia lleva su nombre en latín en letras doradas, «Ioannes Paulus PP II», y debajo la fecha de la elección como obispo de Roma, 16.X.1978, y la de su fallecimiento, 2.IV.2005.
Más abajo se puede ver el anagrama de Cristo con una «P» sobre una «X». Una luz y una vela son las únicas señales que diferencian la tumba de Juan Pablo II en estos días de las del resto de los papas allí sepultados.
La pequeña cripta está adornada con un bajorrelieve en el que se representa a la Virgen con el Niño Jesús.
Unos seis mil periodistas y comunicadores se han acreditado en estos días ante la Santa Sede. Varios miles pudieron visitar en la tarde de este martes la tumba de romano pontífice. No llevaban teléfonos portátiles, cámaras de televisión, o máquinas fotográficas. Era un momento de recogimiento.
Después de la misa en sufragio por Juan Pablo II celebrada en el quinto día de los «novendiales» (nueve días de luto tras la muerte del pontífice), presidida por cardenal Eugênio de Araújo Sales, arzobispo emérito de San Sebastián de Río de Janeiro (Brasil), los cardenales también se recogieron en oración ante la tumba del Papa.
Los fieles podrán visitar la tumba del Papa a partir de este miércoles por la mañana, pasando a través de la Basílica de San Pedro del Vaticano.