CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 14 abril 2005 (ZENIT.org).- Los intercambios de puntos de vista sobre la Iglesia y el mundo que mantienen en estos días los cardenales para preparar el cónclave fueron interrumpidos este jueves por un espacio dedicado a la meditación.
El encargado de guiar las reflexiones sobre «los problemas de la Iglesia y la elección iluminada del nuevo Pontífice» fue el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M.Cap., predicador de la Casa Pontificia.
En la constitución apostólica «Universi Dominici Gregis» (n. 13) de 1996, Juan Pablo II establecía que en las congregaciones generales que celebran los cardenales antes del cónclave se confiara esta tarea «a dos eclesiásticos de clara doctrina, sabiduría y autoridad moral».
La próxima meditación será dirigida el lunes, 18 de abril, día de inicio del cónclave, en la Capilla Sixtina, por el cardenal Tomas Spidlik, S.I., no elector, nacido en Moravia (República Checa), el 17 de diciembre de 1919.
Predicador de los ejercicios espirituales a Juan Pablo II en 1995, el Papa apreciaba mucho su espiritualidad, profundamente inspirada por el cristianismo oriental.
Después de la meditación dirigida por el padre Cantalamessa, «los cardenales han podido dedicar tiempo al silencio y a la oración», según confirmó un comunicado de prensa publicado por Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede.
En la congregación general de la mañana de este miércoles, la décima tras la muerte del Papa, participaron 142 cardenales (electores y no electores).
Durante el encuentro los cardenales nombraron por sorteo a los tres nuevos purpurados asistentes, que con el camarlengo, el cardenal Eduardo Martínez Somalo, conforman la congregación particular durante tres días.
Se trata de una indicación que presenta el número 7 de la «Universi Dominici Gregis» en el que se aclara que «durante el período de la elección las cuestiones de mayor importancia, si es necesario, serán tratadas por la asamblea de los cardenales electores, mientras que los asuntos ordinarios seguirán siendo tratados por la congregación particular de los cardenales».
Se trata de los cardenales Giovanni Battista Re, hasta el fallecimiento del Papa prefecto de la Congregación para los Obispos, del orden de los obispos; Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, del orden de los presbíteros; y Crescenzio Sepe, hasta la ahora prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, del orden de los diáconos.
Navarro-Valls también reveló que este jueves se sortearon las habitaciones que ocuparán los cardenales en la Casa de Santa Marta, la residencia de los cardenales electores durante el cónclave, dentro de los muros vaticanos.
En el cónclave está previsto que participen 115 cardenales y esta moderna residencia cuenta con 106 suites, 22 habitaciones individuales, y 1 apartamento.
A continuación, «los cardenales intercambiaron ideas sobre la situación de la Iglesia y del mundo», afirmó por último Navarro-Valls.
Los debates que tienen lugar en estas congregaciones no están trascendiendo ante la opinión pública. Antes de entrar en las congregaciones, cada uno de los cardenales ha jurado «mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa quede algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice, o que por su naturaleza, durante la vacante de la Sede Apostólica, requiera el mismo secreto».
Dado que por unanimidad los cardenales decidieron dejar de ofrecer entrevistas el sábado pasado, las informaciones sobre los votos que ya en estos momentos podrían recibir cardenales para ser elegidos Papas al inicio del cónclave, publicadas en los últimos días en la prensa, se basan fundamentalmente en conjeturas periodísticas.