El cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, protodiácono, dio oficialmente el anuncio.
Al aparecer en el balcón de la fachada de la Basílica de San Pedro del Vaticano, pronunció su primer saludo
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Queridos hermanos y hermanas:
Después del gran Papa, Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un sencillo, humilde, trabajador en la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el señor sabe trabajar y actuar con instrumentos insuficientes y sobre todo confío en vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiados en su ayuda permanente, sigamos adelante. El Señor nos ayudará. María, su santísima Madre, está de nuestra parte. Gracias.
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Tras un largo aplauso, impartió la bendición apostólica «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo) y se despidió de los fieles.