GUATEMALA, miércoles, 27 abril 2005 (ZENIT.org).- A los siete años del brutal asesinato del que fuera obispo auxiliar de Guatemala, monseñor Juan José Gerardi Conedera, desde el episcopado del país se ha renovado el llamamiento a que se identifique a los autores materiales e intelectuales del crimen.
Monseñor Gerardi, conocido por su defensa de los derechos humanos, fue asesinado a golpes en el aparcamiento de su residencia el 26 de abril de 1998.
Dos días antes de su muerte, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), que el prelado dirigía, había presentado el informe «Guatemala, Nunca Más» sobre las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante los 36 años de guerra interna que vivió el país centroamericano y que terminó en 1996 con al menos 200 mil víctimas entre muertos y desaparecidos.
El «informe Gerardi», realizado en el marco del proyecto diocesano «Remhi» («Recuperación de la Memoria Histórica»), enumera más de 55 mil violaciones de los derechos humanos –atribuidas en un 80% al ejército–, todas ellas cometidas durante el citado conflicto interno.
«Al acercarse el 7° Aniversario del asesinato contra monseñor Juan Gerardi Conedera, sentimos una vez más el deber de recordar su vida, su compromiso en favor de los derechos humanos y la memoria de las víctimas del enfrentamiento armado interno, para conocer la verdad que hiciera posible el perdón y la reconciliación», se lee en un mensaje de la Conferencia Episcopal de Guatemala –fechado el 15 de abril— al finalizar su primera reunión plenaria anual.
«Su memoria nos urge a seguir reclamando justicia para un hombre justo», dice el documento firmado por el obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu –Pablo Vizcaíno Prado– y el obispo de Escuintla –monseñor Víctor Hugo Palma Paúl–, respectivamente vicepresidente y secretario general del episcopado guatemalteco.
Si bien reconocen la labor de la justicia en el largo proceso por el crimen del prelado, consideran «necesario que la labor de los encargados de operar justicia prosiga hasta llegar a determinar la identidad de todos los autores materiales e intelectuales, de modo que la impunidad se rinda ante la fortaleza de la justicia y la verdad».
En 2001 el coronel retirado Byron Disrael Lima y su hijo, el capitán Byron Lima Oliva, habían sido condenados a 30 años de cárcel como coautores en la muerte del prelado. La misma condena recibió el sargento Obdulio Villanueva, asesinado en febrero de 2003 en un motín carcelario. El sacerdote Mario Orantes fue condenado a 20 años por complicidad.
El pasado marzo, un tribunal guatemalteco redujo de 30 a 20 años las condenas del coronel retirado y del capitán, mientras que confirmó la de 20 años para el sacerdote, ex-secretario del prelado asesinado.
Los jueces decretaron que los militares eran «cómplices», no «autores materiales» del crimen, como fueron juzgados en 2001.
En el contexto del aniversario del asesinato de monseñor Gerardi, Mario Domingo, uno de los abogados de la ODHAG, manifestó que la condena dictada en segunda instancia el pasado 22 de marzo contra los dos militares, aunque haya sido por el delito de complicidad confirma «la culpabilidad» de los condenados y la responsabilidad del Estado. Ahora «es necesario concretar quiénes son los autores materiales», señaló, según cita Efe.
Y es que, según el abogado de la ODHAG, hay que determinar quiénes participaron de forma directa en la organización del crimen, en la autoría intelectual y el encubrimiento, porque la condena por complicidad sólo es un tecnicismo legal.
La apertura al público de la cripta de la catedral metropolitana donde reposa el cuerpo de monseñor Gerardi marcó el inicio en Ciudad de Guatemala de los actos en recuerdo del obispo auxiliar de la capital.
Cientos de fieles, entre ellos el presidente de Guatemala, Oscar Berger, visitaron la cripta. Las iniciativas se cerraron con una marcha, una vigilia y una misa en la Iglesia de San Sebastián, de la que el obispo Gerardi era párroco y donde fue asesinado.