Arzobispo de Bagdad advierte ante el riesgo de guerra civil

Monseñor Jean-Benjamin Sleiman aclara los retos que afronta la posible democracia

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BAGDAD, viernes, 2 septiembre 2005 (ZENIT.org).- En medio de los actos de violencia que siguen repitiéndose todos los días en Irak, el arzobispo latino de Bagdad, monseñor Jean-Benjamin Sleiman, reconoce que hay «serios riesgos» de guerra civil.

La tensión puede constatarse sobre el terreno al multiplicarse las manifestaciones de apoyo o de oposición por parte de chiíes y suníes a la futura Constitución, que será sometida a referéndum.

«Desde el final de la guerra civil hasta hoy estamos en un gran caos. Vivimos verdaderamente en un país sin reglas. Han vuelto a aparecer con fuerza muchas realidades que parecían muertas, como el tribalismo, el fanatismo», explicó este viernes el arzobispo a los micrófonos de «Radio Vaticano».

«Son realidades verdaderamente fuertes hoy –añade–. Estamos todavía en un gran caos, pero esta palabra quizá no expresa la tragedia cotidiana de esta situación».

«El caos es alimentado, de hecho, por la violencia, que yo no definiría «ciega», pues parece muy bien planificada, y por tanto, perversa», revela.

Se dan riesgos «y serios» de guerra civil, «pero creo que muchos responsables son conscientes de esto y están haciendo todo lo posible para evitar una guerra civil», reconoce.

«Hace falta un nuevo esfuerzo para ayudar a esta población a reconciliarse consigo misma, con su pasado, con sus problemas, alentar una nueva cultura y una nueva mentalidad», afirma el prelado.

La democracia, aclara, «puede llegar pronto, pero podría no llegar nunca».

«Creo que el problema de la democracia es un problema que va más allá de una Constitución, más allá de las mismas elecciones –opina el arzobispo latino–. La democracia es la expresión política de una filosofía, de una antropología, de una cultura y creo que es necesario seguir haciendo muchos esfuerzos».

«Hay quien no quiere la democracia, pero no porque esté contra la democracia en cuanto tal, sino porque está en contra de los que la están construyendo», indica.

«Por tanto, hay problemas políticos internos, e internacionales, pero el background social, antropológico, debe ser verdaderamente revisado», concluye.

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ZENIT Staff

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