Brasil: un adolescente, presunto autor del asesinato del padre Bessone

El misionero italiano era sacerdote «fidei donum» en la diócesis de Santa Catarina

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BLUMENAU, martes, 6 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Un adolescente de 16 años sería responsable del asesinato del padre Beppe Bessone, misionero piamontés fallecido el viernes en Blumenau, en el Estado meridional brasileño de Santa Catarina.

El chaval –del que no han trascendido más detalles, según explica «Misna»–, que resultó herido en la riña con el sacerdote, habría confesado el crimen tras una primera declaración a las autoridades sanitarias del hospital Santa Isabel, donde está ingresado.

De acuerdo con fuentes de la policía local, el joven habría sido acogido por el padre Bessone en la casa parroquial de la iglesia de San Antonio, que el sacerdote pastoreaba desde hace siete años.

Por motivos que se desconocen –se piensa en un intento de robo–, después de un altercado el joven habría sacado un cuchillo clavándoselo repetidamente al misionero antes de huir y presentarse en el hospital por dos heridas en el abdomen, resume la agencia del mundo misionero.

En una nota, la diócesis de Blumenau apunta que el padre Bessone fue «víctima de un asalto seguido de un bárbaro homicidio».

Conocido por todos como padre José, el sacerdote «fidei donum» –enviados por sus diócesis a otros países donde hay escasez de sacerdotes– de Pinerolo (Piamonte, Italia), había nacido el 22 de noviembre de 1943 en Bricherasio.

Ordenado sacerdote en 1967, tras desarrollar su ministerio algunos años en la diócesis eligió en 1975 la vida misionera. Partió hacia Brasil ese mismo año y como vicepárroco comenzó su labor en la parroquia de Nuestra Señora de Gloria en Blumenau.

Pocos años después pasó a ser párroco de Nuestra Señora de Fátima en Joinville y de Santa Inés en Indaial; finalmente desarrolló su labor en San Antonio, en Blumenau.

Tras la tragedia, el obispo de Blumenau Angélico Sândalo Bernardino no ha podido ocultar que está «traumatizado ante un marco de violencia tan grande».

«Siento un profundo dolor por la pérdida del sacerdote, pero también por el joven que cometió el crimen», expresó.

«El chaval de 16 años que ha matado a don Giuseppe Bessone tenía un carácter difícil. Hace años que fue abandonado por la familia»; «su casa era un sucio sótano, como para muchos muchachos como él en Brasil, a pesar de que la ciudad de Blumenau es fundamentalmente rica y se ha convertido en los últimos años en meta del turismo internacional», describió a «Misna» el obispo de Pinerolo, monseñor Piergiorgio Debernardi.

«He hablado con algunos hermanos» (de comunidad) «en Brasil: me han dicho que el joven era conocido por todos ellos y que frecuentemente le habían ayudado para que comiera –añadió–. Probablemente ese viernes por la noche se introdujo en la sacristía esperando encontrar dinero»; «dio en cambio con don Bessone, quien tal vez tras una breve riña murió a causa de las cuchilladas de su agresor».

«Hace dos años, durante mi viaje a Brasil, estuve varios días en la parroquia de don Giuseppe y pude constatar su gran e incisiva labor, capaz de involucrar a los laicos en cada sector de la vida pastoral», recordó monseñor Debernardi en declaraciones recogidas por el diario italiano «Avvenire».

«Ante este gesto loco e insensato de quien mata por un puñado de dinero –y episodios de este tipo son frecuentes– no podemos dejar de leer la degradación de gente que, aún viviendo en una región rica del sur de Brasil, es víctima de una pobreza que lleva a la deriva», denunció.

En su opinión, frente a esta violencia sólo se puede responder «con el perdón». «El perdón cura, sanea y renueva desde los fundamentos la sociedad», afirmó.

«Nos queda el recuerdo de don Giuseppe, sacerdote rico en humanidad, completamente dedicado a su ministerio, amado por su gente, que supo crear en su parroquia una gran red de colaboración y suscitar una variedad de ministerios y de servicios», concluyó el prelado.

Miles de personas –junto a numerosos sacerdotes de Florianópolis y de Rio do Sul– participaron el domingo en la parroquia de San Antonio de Blumenau en los funerales por el sacerdote asesinado, presididos por el obispo local y el de Joinville, monseñor Orlando Brandes. El padre Bessone recibirá en los próximos días sepultura en el panteón familiar.

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ZENIT Staff

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