En lo que los expertos locales estiman que sea la recta final de esta larga carestía de alimentos, las Cáritas de Níger y Malí siguen concentrando sus esfuerzos en garantizar unos niveles alimenticios mínimos en los grupos de mayor riesgo, como son los niños desnutridos y las mujeres embarazadas o lactantes.
Cáritas Níger, según los datos aportados en su último informe semanal de actividad, ha repartido hasta la fecha a los damnificados por la hambruna 32,65 toneladas de cereales en 25 localidades.
En otras 88 ha distribuido 218,3 toneladas de grano dentro del programa «comida por trabajo» dirigido a mejorar los sistemas tradicionales de cultivo para adaptarlos a futuras etapas de sequía.
Asimismo, con objeto de luchar contra los disparatados precios del mercado local de grano, Cáritas ha puesto en el mercado 299 toneladas de cereales a bajo precio, que han sido adquiridas por un total de 4.127 familias (62.570 personas). Al mismo tiempo, se han aportado 49 toneladas a los bancos cerealeros de 12 localidades, una ayuda alimentaria que ha favorecido a 11.200 personas.
En el terreno de la desnutrición infantil, Cáritas está atendiendo a través de su red local de centros de recuperación nutricional una media de 3.400 niños (850 por semana). El trabajo de estos centros se ha visto apoyado en las últimas semanas con una importante donación de tres toneladas de medicamentos aportadas por un donante español a través de Cáritas Española.
Aunque las estimaciones previas sobre la producción de la próxima campaña cerealera son esperanzadoras, dada la positiva evaluación de la situación meteorológica y publiométrica, mientras no se recolecte la próxima cosecha la situación continúa siendo extremandamente crítica para una población estimada en 900.000 personas, de los 2,7 millones que sólo en Níger están seriamente afectadas por la hambruna.