Manifiesto de la presidencia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana

Quito, 12 de septiembre de 2005

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QUITO, jueves, 15 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el manifiesto que el lunes firmó el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, monseñor Néstor Herrera Heredia, en el que señala la necesidad del «robustecimiento de la institucionalidad del país» –una tarea «de todos»– y pide coherencia entre fe y vida a gobernantes y ciudadanos como «garantía segura de honestidad y transparencia».

Igualmente indica que se «requiere una política de Estado que incluya, para todos y no sólo para algunos, los valores irrenunciables de libertad, de responsabilidad y de justicia» para lograr «transparencia y paz».

El propio Benedicto XVI pidió el mes pasado honradez y transparencia a los responsables civiles y políticos de Ecuador para que el país pueda restablecer un clima de credibilidad y confianza al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador ante la Santa Sede, Francisco Salazar Alvarado (Cf. Zenit, 29 agosto 2005).

Igualmente el pontífice pidió adoptar como prioridad políticas a favor de los más pobres, en particular los indígenas.

El presidente del país, Alfredo Palacio, asumió el cargo el pasado 20 de abril tras la destitución de Lucio Gutiérrez, anticipada por grandes manifestaciones en las calles.

De los más de 13,3 millones de habitantes de Ecuador, el 91% está bautizado en el seno de la Iglesia católica.

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Quito, septiembre 12 de 2005

MANIFIESTO DE LA PRESIDENCIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA

Ante los acontecimientos que se han dado últimamente, los Obispos del Ecuador queremos reiterar nuestra voz de aliento tanto a nuestros gobernantes como a todos nuestros conciudadanos para que robustezcamos los elementos de institucionalidad que, a Dios gracias, subsisten en el país.

Nos vamos dando cuenta, cada vez más, de que el robustecimiento de la institucionalidad del país depende de todos y no sólo del cambio de personas en las funciones gubernamentales y de que se requiere una política de Estado que incluya, para todos y no sólo para algunos, los valores irrenunciables de libertad, de responsabilidad y de justicia. En la medida en que se cultivan estos valores florecen la transparencia y la paz.

Por falta de esta política de Estado nos estamos acostumbrando a las medidas de hecho para presionar y obtener la atención a necesidades, haya o no recursos para las mismas; hayamos empleado adecuadamente o no los recursos establecidos en el presupuesto que, a su vez, debe priorizar las necesidades más sentidas en el pueblo como la educación, la salud, la vivienda.

El escándalo para intimidar a los que ejercen la autoridad y conseguir beneficios, los comentarios malsanos para hacer daño a las personas, el afán desestabilizador, claro u oculto, no sólo impiden que el Gobierno pueda iniciar el proceso de renovación y de robustecimiento de la institucionalidad sino que generan descontento, desconfianza y anarquía.

Pensamos que al Gobierno actual, independientemente de la buena voluntad de las personas que lo ejercen, no le podemos pedir la solución de toda la problemática acumulada en estos últimos decenios pero sí le podemos pedir el mantenimiento del rumbo hacia la institucionalidad evitando, con el concurso de los otros poderes del Estado, destituciones y renuncias que, lejos de ofrecer soluciones dañan la imagen del país y privan al mismo gobierno de colaboradores confiables.

Es hora de que los políticos de partido ensanchen su mente y su corazón para asumir la tarea del bien de la Patria entera sacrificando, si es necesario, intereses parciales; de que los medios de comunicación social privilegien la verdad y la objetividad en la información y de que todos los ecuatorianos no rehuyamos la austeridad y el sacrificio para superar las crisis que amenazan destruir al Ecuador.

Como pastor de la Iglesia Católica a la que pertenecen la casi totalidad de gobernantes y de funcionarios y a los ciudadanos en general les pido respetuosamente que nos esforcemos en cultivar la coherencia entre nuestra fe y nuestra vida como garantía segura de honestidad y transparencia.

+Mons. Néstor Herrera Heredia.
Obispo de Machala
Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

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ZENIT Staff

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