Mensaje del Papa al Encuentro de Civilizaciones que se celebra en Turquía

La persona es el corazón de toda auténtica civilización, recuerda

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 27 septiembre 2005 (ZENIT.org).- En un mensaje enviado al Primer Encuentro de Civilizaciones, celebrado en Turquía, Benedicto XVI ha recordado que la dignidad de la persona debe estar siempre en el corazón de toda civilización.

Las palabras de «reconciliación y paz» del Papa, leídas en el encuentro por el arzobispo Pier Luigi Celata, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, fueron aplaudidas por el primer ministro turco, Tayyp Erdogan, al inaugurar este domingo el encuentro, que se celebra hasta el 30 de septiembre en la ciudad de Antioquia.

Participan en esta iniciativa sin precedentes representantes de diferentes religiones, unos mil expertos en teología, historia y sociología, así como cuarenta embajadores de diferentes países.

En su mensaje, enviado por el cardenal Angelo Sodano, cuyo contenido ha sido revelado este martes por «Radio Vaticano», el obispo de Roma invitó a los participantes a promover «desde el patrimonio espiritual y cultural de cada uno, los valores que reconocen el carácter central de la persona y que promueven la comprensión, el respeto y la paz».

Esta actitud, aclara la misiva papal, es algo particularmente urgente en una era de globalización, en la que puede darse el peligro de que los valores humanos fundamentales queden sacrificados en nombre del progreso o de que se pierdan a causa de ideologías seculares destructivas».

En este contexto, Benedicto XVI recuerda la importancia de «la primacía de la dignidad de la persona, que es siempre el corazón de toda auténtica civilización».

Por ello, recomienda el Papa, hay que «encontrar los medios y las estructuras que aseguren el respeto incondicional de toda vida humana, en toda su riqueza».

«Que todos tengan acceso a una vida digna –exige la misiva pontificia–. Que la seguridad sea para todos. Que los jóvenes sean formados en la verdad y con ideales nobles. Que las comunicaciones culturales florezcan. Y que se tutele la libertad religiosa, incluyendo la de las minorías».

El pontífice reitera los lazos que unen a la ciudad de Antioquía con los seguidores de Jesucristo, donde por primera vez se les llamó cristianos, indicando que el mensaje del Evangelio no se circunscribe sólo a un pueblo, sino que supera todos los confines étnicos y culturales.

«Es un mensaje de reconciliación y de paz según el plan del Todopoderoso para con la humanidad», concluye.

En su discurso de este domingo, el primer ministro Erdogan invitó a «decir «no» al enfrentamiento entre civilizaciones y las religiones y «sí» al diálogo y la armonía».

«El terrorismo no puede atribuirse a una religión y por ello no se puede hablar ni siquiera de terrorismo islámico», afirmó.

«El terrorismo es un delito contra la humanidad y por tanto está fuera de toda religión», añadió.

En el encuentro algunos de los participantes han constatado dificultades entre las diferentes confesiones de Turquía y la falta de una plena libertad religiosa en el país.

El presidente de Turquía Ahmet Necdet Sezer invitó el 15 de septiembre pasado a Benedicto XVI a visitar su país en el año 2006. Con su viaje el Papa busca en particular promover el diálogo ecuménico con el Patriarcado ecuménico de Constantinopla.

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ZENIT Staff

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