STAMFORD/PEKÍN, lunes, 5 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Un sacerdote y un seminarista católicos han sido arrestados en la provincia china de Hebei por realizar su labor de evangelización en comunión con el Papa.
Siete u ocho furgones policiales movilizó la Oficina de Seguridad china al condado de Qing Yuan Xian para llevar a cabo la detención, hacia las 15.00 horas del pasado viernes, del sacerdote católico Pang Yongxing y del seminarista Ma Yongjiang, ambos de la «Iglesia clandestina» --que reconoce la autoridad del Papa pero no está oficialmente aprobada por el gobierno comunista de Pekín--.
32 años tiene el padre Pang, originario del pueblo de Pang Qu, del condado de Qing Yuan, en la citada provincia --la zona de mayor concentración de católicos con aproximadamente un millón y medio)-- del norte de China.
Junto a la denuncia de estas nuevas detenciones, el comunicado enviado por «The Cardinal Kung Foundation» en la madrugada de este lunes a Zenit puntualiza que el sacerdote ya había sido arrestado en 2001; entonces fue enviado a un campo de trabajo durante tres años.
Desde su liberación –hace un año-- el padre Pang ha estado desarrollando su labor en una iglesia «clandestina» en el condado de Qing Yuan, que suma unos ochocientos católicos --«clandestinos» pues no forman parte de la Asociación Patriótica, una especie de Iglesia paralela controlada por el Partido Comunista--.
Ma Yongjiang, de un seminario «clandestino», concluyó recientemente sus estudios y ha estado ayudando en la parroquia del padre Pang.
«The Cardinal Kung Foundation» (www.cardinalkungfoundation.org) fue creada por el cardenal Ignatius Kung Pin-mei (fallecido en marzo de 2000 a los 98 años de edad), obispo de Shangai que tuvo que exiliarse a los Estados Unidos en 1987 junto a su sobrino.
Con sede en Stamford (Connecticut, EE. UU.), la fundación se dedica a la promoción de la libertad religiosa de la Iglesia católica en China
Carta al presidente chino Hu Jintao
Estas últimas detenciones se producen a pocos días del 50º aniversario (el próximo 8 de septiembre) del «injusto y brutal asalto de la Iglesia católica romana en Shangai, cuando el gobierno chino simultáneamente arrestó al obispo Ignatius Kung Pin-Mei», a «21 sacerdotes, 2 monjas y aproximadamente 300 católicos romanos por practicar su religión», recuerda el presidente de «The Cardinal Kung Foundation», Joseph Kung, en una carta del pasado 1 de septiembre al presidente chino Hu Jintao y al embajador de China en los Estados Unidos, Yang Jiechi.
«Hoy, cincuenta años después, conmemoramos y lloramos silenciosamente esta gran injusticia y tragedia que su gobierno infligió a estos inocentes religiosos y fieles católicos», todos sentenciados con penas de 10 a 30 años, «incluso a prisión de por vida», recuerda al presidente Hu.
Durante su tiempo de detención, el obispo Kung Pin-Mei (30 años en aislamiento y dos y medio en arresto domiciliario) fue creado cardenal «in pectore» (secretamente) por el Papa Juan Pablo II en 1979. Fue en 1991 cuando el entonces pontífice hizo pública esta decisión.
«Desde 1949, cuando su gobierno se puso al frente de China –sigue la misiva de Joseph Kung al presidente Hu--, literalmente decenas de miles de obispos, sacerdotes, monjas y fieles han sido hechos prisioneros por 5, 10, 20, 30 o hasta 40 años».
«Muchos de ellos, como el obispo Fan Xueyan de Baoding (34 años en asilamiento), murieron en la cárcel. Algunos de ellos aún están en prisión o desaparecieron tras su detención. Muchos de ellos fueron liberados después de un largo período en la cárcel. Algunos de los liberados aún viven en China o en otros lugares del mundo. Algunos, como el cardenal Kung Pin-Mei», «y el arzobispo Dominic Tang Yee-Ming de Canton (24 años en prisión sin un juicio), ya han muerto», añade.
Ya estén vivos o hayan fallecido, estos prisioneros «aún son considerados criminales porque los cargos “criminales” contra ellos nunca fueron anulados por su gobierno»; «hay miles más como el cardenal Kung, el obispo Fan y el arzobispo Tang»; «todos son ciudadanos leales de China y aman China», dice la carta al presidente Hu.
Para todos los anteriores renueva «The Cardinal Kung Foundation» la petición de que sean «oficial y póstumamente exonerados de los llamados crímenes de los que el gobierno chino falsa e injustamente les acusó, algunos hace cinco décadas».
Igualmente pide la liberación de todos los actualmente detenidos por motivos religiosos en prisión y en campos de trabajo.
Hacerlo así –sugiere Joseph Kung al presidente chino-- «será un poderoso testimonio del respeto del gobierno chino a los derechos humanos y la libertad», pues «un país sin libertad religiosa nunca es pacífico ni constructivo».
ÚLTIMAS NOTICIAS
Sep 05, 2005 00:00