Consejos de un arzobispo para «crecer en el conocimiento y amor de Jesucristo»

Carta pastoral de monseñor Gómez al año de su nombramiento al frente de San Antonio (Texas)

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SAN ANTONIO, domingo, 19 febrero 2006 (ZENIT.orgEl Observador).- Con motivo del primer aniversario de su toma de posesión como arzobispo de San Antonio (Texas), monseñor José Horacio Gómez ha difundido una carta pastoral titulada «Crecer en el conocimiento y amor de Jesucristo».

En la Carta monseñor Gómez, de origen mexicano, agradece la acogida que ha tenido en esta archidiócesis, la de mayor porcentaje de integración de católicos en el sur de los Estados Unidos, y al mismo tiempo señala que su ministerio está guiado por el aprendizaje mutuo y en el conocimiento cada día más profundo del amor de Cristo, cuyo fundamento es la formación permanente en la fe.

Al respecto, el arzobispo de San Antonio señala que «la Iglesia de San Antonio ha estado comprometida con la formación y educación en la fe desde los tiempos de los misioneros. Nuestra venerable Catedral de San Fernando, que el próximo mes cumple 275 años de su fundación, es un monumento a las generaciones de fe a lo largo de la historia. Mis predecesores se desgastaron por mantener la fe de sus fieles. Muchos sacerdotes, religiosos, y laicos comprometidos hacen lo mismo hoy».

Tras comprometerse a continuar los trabajos de formación y educación de sus antecesores, monseñor Gómez recuerda que una parte esencial en el cuerpo de la Doctrina Social de la Iglesia católica es la dignidad y la santidad de la vida humana, y la obligación de venerar y defender toda vida humana desde su concepción, hasta su muerte natural.

«Los padres son los primeros educadores de sus hijos y el hogar es la primera escuela de educación y formación en la fe. Estoy agradecido a los padres y madres comprometidos quienes educan a sus hijos e hijas para ser católicos devotos. A ellos les prometo mi apoyo», dice el prelado en su Carta Pastoral.

Ante los problemas derivados de «la dictadura del relativismo», que tanto aqueja a los Estados Unidos, el arzobispo de San Antonio subraya que «la enseñanza de Jesús es verdadera. Lo que los católicos creen no es un asunto de opinión o de gusto personal».

Ante la pregunta que los católicos estadounidenses podrían hacerse acerca de dónde encontrar a Jesús y su enseñanza, monseñor Gómez da varias pistas para hallar a quien dijo que estará con nosotros hasta el fin del mundo:

«Encontramos a Jesús realmente presente en la Eucaristía. Lo encontramos también en los otros sacramentos, sobre todo en el sacramento de la Reconciliación. Hablamos con Él en nuestra oración personal, y Él nos enseña en la Palabra de Dios –Escritura y Tradición, transmitida y enseñada por su Iglesia».

«Otros medios importantes de educación y formación en la fe incluyen homilías, escuelas católicas y programas de educación religiosa, educación para adultos, auténticos medios de comunicación católicos y arte religioso – pinturas, escultura, música, y arquitectura. El Papa Benedicto dijo una vez, «el dardo de la belleza puede guiar la mente hacia la verdad» – aquella verdad que satisface plenamente, que es Jesucristo. La lectura y el estudio de la Biblia son esenciales; programas y grupos de estudio bíblico pueden ser provechosos», subrayó el arzobispo José Horacio Gómez, considerado como una de las veinte personalidades hispanas más influyentes en los Estados Unidos.

Para oír la llamado de Dios, dice en su Carta Pastoral, es indispensable que la formación y la educación en la fe se enfoquen en llegar a conocer y aceptar el papel particular que Dios tiene en mente para cada uno de nosotros, en el seguimiento de Cristo y en la continuación de su obra redentora.

«Este proceso, de descubrir lo que Dios nos llama a ser y hacer, es llamado discernimiento vocacional», explica el arzobispo Gómez.

«En su nivel más profundo –afirma en su Carta Pastoral–, la formación en la fe, que nos permite vivir vidas moldeadas sobre la vida de Cristo, no se logra por nada de lo que hacemos; sino por la gracia de Dios que actúa en nosotros. Al mismo tiempo, sin embargo, también debemos hacer nuestra parte, buscando su gracia, disponiéndonos para recibirla, y cooperando con ella cuando Dios responda, como seguramente lo hará».

Más adelante dice que en la archidiócesis de San Antonio es el momento de poner al día y revisar a fondo los proyectos y programas de formación y educación en la fe a todos los niveles, particularmente en «las muchas iniciativas de evangelización que enriquecen la vida de la archidiócesis, a las actividades caritativas que el Papa Benedicto XVI llama la práctica del amor».

«Ha llegado el tiempo –concluye monseñor Gómez— para renovar nuestro compromiso a Dios y Sus fieles, descubriendo nuevamente las alegrías y las esperanzas de las verdaderas enseñanzas del Concilio Vaticano II, con un nuevo entusiasmo basado en la certeza del amor de Dios por nosotros y nuestra respuesta generosa a Su amor, mostrado sobre todo en nuestro amor por los demás».

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ZENIT Staff

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