SEÚL, jueves, 30 marzo 2006 (ZENIT.org).- Creado cardenal por Benedicto XVI el viernes pasado, el arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang –capital de Corea del Norte– «hará todo lo posible» para que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se celebre en Corea.
Así lo ha adelantado el cardenal Nicholas Cheong Jin-suk en una entrevista difundida por el periódico Chosun Ilbo –con sede en Seúl–, definiendo ese acontecimiento dedicado a la juventud como «uno de los mayores eventos organizados por la Iglesia católica».
La JMJ tiene lugar aproximadamente cada dos años en un continente distinto. El pasado agosto la ciudad alemana de Colonia acogió la última gran cita; la próxima está convocada en Sydney (Australia) en 2008.
En Asia sólo se ha celebrado una vez: en Manila (Filipinas) en 1995.
«Es obvio que si lográramos que Corea del Sur organizara el evento, invitaríamos al Papa a visitar todo nuestro país», apuntó el purpurado en sus declaraciones, de las que se hace eco este jueves la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «Asianews».
Corea del Norte –marcada por una gran carestía y por la falta de libertad religiosa– tiene unos 22 millones de habitantes; Corea del Sur alrededor de 48 millones. La comunidad católica del país supera los cuatro millones de fieles. El paralelo 38 separa el Norte del Sur de Corea desde el armisticio de 1953.
«Es importante subrayar que la JMJ en Corea puede dar un impulso significativo a las vocaciones sacerdotales entre los jóvenes, quienes podrían pensar también en la parte Norte de la península como campo para su ministerio», añadió el purpurado coreano.
Pero «por el momento toda actividad misionera en el Norte es complicada, porque necesita del acuerdo total de ambas partes para cada tema. Debo aún saber qué piensa Pyongyan de mi nombramiento», precisó el arzobispo de Seúl aludiendo a su creación como cardenal.
De todas formas ha prometido –recoge la agencia del PIME— que hará esfuerzos «en todo terreno de acción posible» para asegurar la presencia permanente de sacerdotes residentes en el Norte.