PEKÍN, miércoles, 26 abril 2006 (ZENIT.org).- Tras cinco meses de detención policial en lugar desconocido, el obispo «clandestino» Giulio Jia Zhiguo –de Zhengding, provincia china de Hebei– ha regresado a su residencia, donde permanece bajo arresto día y noche.
El prelado –de 71 años– había sido detenido el pasado 8 de noviembre. Es por lo menos la novena vez que sufría un arresto desde enero de 2004.
Consagrado obispo en 1980, ha vivido casi todo su ministerio episcopal bajo arresto domiciliario y una veintena de años en prisión. En su casa se dedica a atender a cien huérfanos discapacitados.
El martes, la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), «Asianews», confirmó a través de sus fuentes locales que el regreso de monseñor Giulio Jia Zhiguo a su residencia estaba vinculado a la visita del presidente chino Hu Jintao a los Estados Unidos.
«La cuasi liberación del obispo ocurrió, en efecto, mientras Hu Jintao llegaba a los Estados Unidos, el 19 de abril», apunta la agencia del PIME.
A veces, en ocasiones de importantes reuniones del Partido o de visitas de jefes de Estado y personalidades extranjeras, monseñor Giulio Jia Zhiguo es detenido y aislado en lugares desconocidos. Igual le ocurre en festividades cristianas: sometido a aislamiento, no puede encontrarse con sus fieles.
Fuentes locales de «Asianews» apuntan que también durante esta última detención el obispo ha sufrido interrogatorios y presiones para que se adhiera a la Asociación Patriótica (AP).
En China el gobierno permite la práctica religiosa sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP).
De ahí la diferencia que afirman entre una Iglesia «oficial» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».
La diócesis de Zhengding está en Hebei: es la región china con mayor concentración de católicos, más de millón y medio, en fuerte mayoría «clandestinos». En la zona está en marcha una campaña de la AP y del Partido Comunista orientada a suprimir la comunidad católica «no oficial» (Zenit, 24 abril 2006).
Aclara la agencia del PIME que los obispos de Hebei están dispuestos a inscribir sus comunidades ante la Oficina estatal de Asuntos Religiosos, pero no ante la AP, cuyo estatuto prevé el establecimiento de una Iglesia nacional independiente de la Santa Sede.