PEKÍN/ROMA, viernes, 28 abril 2006 (ZENIT.org).- Sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) y experto en el contexto chino, el padre Bernardo Cervellera alerta: «El domingo 30 de abril en Kunming (Yunnan), la Asociación Patriótica (AP) –y en particular su vicepresidente, el laico Antonio Liu Bainian– quiere a toda costa ordenar obispo a un sacerdote sin el permiso de la Santa Sede».
De esta forma, la AP china «está a punto de hacer estallar una enorme bomba diplomática –añade–, con el peligro de poner en crisis las primeras señales de diálogo entre China y el Vaticano» (Zenit, 9 abril 2006).
En China el gobierno permite la práctica religiosa sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP).
De ahí la diferencia que afirman entre una Iglesia «oficial» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».
Pero, como señala el director de «Asianews» en un artículo este viernes, «en tema de relaciones diplomáticas, tanto el gobierno [chino] como el Vaticano desean actuar sin la AP».
De acuerdo con el padre Cervellera, «en los últimos dos años, el gobierno de Pekín y el Vaticano habían llegado a un acuerdo de hecho que dejaba a Roma la indicación del candidato al episcopado. De esta manera han sido ordenados los obispos auxiliares de Shanghai, Xian, Wanxian y el ordinario de Suzhou».
Del análisis del sacerdote se desprende que tal acuerdo «sitúa al margen a la AP» –«por décadas detentadora de las ordenaciones»–, «disminuyendo su poder sobre la Iglesia oficial».
«Esta vez la AP no está de acuerdo y ha decidido hacer que se ordene al padre Ma Yinglin como obispo de Kunming (capital de Yunnan)», informa en la agencia del PIME.
De 40 años de edad, el padre Ma Yinglin es secretario del Consejo de los Obispos de la Iglesia oficial –una especie de Conferencia Episcopal no aprobada por el Vaticano– y cubre algunos cargos en la AP, cuyo estatuto contempla crear una Iglesia nacional, desgajada de la Santa Sede.
Fuentes de «Asianews» en Pekín apuntan que el padre Ma Yinglin sería también de la opinión de no proceder con la ordenación. «Pero Liu Bainian, bajo el cual ha trabajado de 1999 hasta hoy, ha decidido seguir adelante contra el parecer de la Santa Sede», escribe el padre Cervellera.
Y es que «el Vaticano ya ha expresado desde hace tiempo su opinión no favorable hacia el padre Ma –precisa–, demasiado vinculado a la estructura de poder de la AP y con poca experiencia pastoral».
Consecuencias previsibles
Como reflexiona el director de «Asianews», la eventual ordenación «crea muchos problemas nuevos a la Iglesia y al gobierno chino», empezando por «la posición eclesial del candidato», que queda apartado «de la comunión eclesial».
Por otro lado, «ya los católicos chinos, si un obispo no está aprobado por el Vaticano, le rechazan y no participan en sus celebraciones, prefiriendo sumarse a las filas de la Iglesia clandestina», añade.
Además, para el misionero del PIME, esta «prueba de fuerza» de la AP «arroja una luz negativa sobre el gobierno, que parece estar a merced de sus mandos intermedios en una función anti-Santa Sede, mientras que la cúpula –al menos en este último año– da señales de distensión y diálogo con el Vaticano».
«Ahora el gobierno de Pekín tiende a separarse cada vez más de la mentalidad estalinista y sofocante de la AP –explica–. Además en muchas regiones la tensión entre los secretarios de la AP y los fieles, clandestinos y oficiales, es tal que pone en crisis el proyecto de “sociedad armoniosa” y cercana al pueblo que está persiguiendo Hu Jintao», el presidente.
Sin olvidar que «por parte vaticana, de la Iglesia oficial y clandestina se abre cada vez más camino la idea de aceptar la inscripción de las comunidades y de los obispos ante la Oficina gubernamental de Asuntos Religiosos, pero sin adherirse a la AP, que trabaja por una Iglesia nacional e independiente de Roma», concluye el padre Cervellera.