APARECIDA, miércoles, 12 abril 2006 (ZENIT.org).- En esta tercera y última parte de la entrevista concedida a Zenit, el arzobispo de Aparecida, monseñor Raymundo Damasceno Assis, habla de los preparativos de la quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, así como de la relación que los fieles tendrán con el acontecimiento.

Asimismo, ofrece detalles de la visita que hizo a Benedicto XVI a mediados de 2005, cuando le invitó a visitar Brasil.

La diócesis de Aparecida, donde se encuentra uno de los mayores santuarios marianos del mundo, Nuestra Señora Aparecida, patrona de Brasil, acogerá al Papa en mayo de 2007 para la apertura de la esa Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

--Falta poco más de un año para la venida del Papa a Brasil y para la realización de la quinta Conferencia General. ¿Cómo están los preparativos?

--Monseñor Damasceno: Nos vamos preparando según pasa el tiempo. Al principio, nuestra preocupación fue más como quinta Conferencia, buscando organizar el espacio para la plenaria y los trabajos de grupo. Esas actividades se realizarán en la parte inferior de la Basílica. Allí hay un espacio muy grande. Tenemos un auditorio muy bueno para 800 personas, y la Conferencia necesita lugar para apenas 300 personas. Será un auditorio adaptado para un plenario de 300 personas y por tanto con muchas más comodidades, recursos, porque vamos a disponer de espacio suficiente. Renovaremos la parte de los asientos; instalaremos aire acondicionado por si hay necesidad, pues el evento será en mayo, cuando generalmente hay un clima agradable en la región; habrá locales para traducción simultánea del inglés, español y portugués, que son las tres lenguas que vamos a usar.

Con esos tres idiomas atendemos a la gran mayoría de los invitados, incluido el Santo Padre que conoce tanto el inglés, como el español y el portugués. Ya hemos pensado también en los espacios para los grupos de trabajo. Prevemos veinte espacios para esos grupos. Las comidas serán también en el Santuario, puesto que tiene un espacio enorme para un restaurante que puede atender hasta a mil personas. Tenemos mucho espacio para sanitarios, con obviamente una zona reservada para los obispos. En cuanto al hospedaje, tenemos ya que elegir algunos hoteles. Tenemos el deseo de reformar el seminario de Aparecida, que es un predio antiguo, antiguo, histórico, muy bonito, donde se hospedó Juan Pablo II (en 1980, ndr.). Esperamos, a lo mejor con alguna ayuda, reformar el predio y ofrecerlo también a la Santa Sede para hospedaje del Papa y de quienes le acompañen. Queremos dar preferencia a ese lugar para el Santo Padre para seguir una tradición iniciada por Juan Pablo II. Aunque evidentemente esto no sólo servirá para la visita del Papa. Nuestro proyecto es mucho más amplio: nuestro Seminario misionero funcionará allí, así como un local de formación de nuestros agentes de pastoral, de retiros espirituales. Sería un centro de formación y de espiritualidad en este predio llamado Seminario Misionero Buen Jesús, que tiene toda una historia de más de cien años. La primera piedra se puso en 1894.

--¿Cómo se imagina la relación de la quinta Conferencia con los fieles? ¿Habrá celebraciones eucarísticas diarias abiertas a ellos?

--Monseñor Damasceno: Imagino, digo imagino, pues las decisiones no nos corresponden a nosotros, que por ser un centro de peregrinación, las celebraciones serán abiertas a la participación de los peregrinos. Creo que tendremos un número muy grande de romeros. Aquí trabajamos con una media de visitas de 150.000 a 200.000 personas por semana. Con la presencia del Santo Padre, no podemos ni calcular, son números que probablemente van a superar nuestras previsiones, sobre todo dependiendo de si el Santo Padre viene sólo a Aparecida. Porque en el caso de que el Papa hiciera una visita a otra ciudad de Brasil, se dividiría el número de fieles que desean verlo de cerca. Pero imagino que, durante la quinta Conferencia recibiremos cerca de cien mil fieles diarios en el Santuario.

Y eso visto el deseo de los fieles de venir a la quinta Conferencia, de participar en las celebraciones, de ver a los obispos de América Latina, de conocerlos. Hoy en día, contamos con poderosos instrumentos de divulgación, como los medios de comunicación. Por tanto los fieles se sentirán implicados en el proceso de preparación. Pienso que esa es una gran ventaja de Aparecida en relación a la preparación de la quinta Conferencia, porque Aparecida es una referencia para el fiel. Y todas las actividades del Santuario son seguidas por los fieles, ya sea a través de la radio, la televisión, el medio impreso o Internet. Lo que sucede en Aparecida realmente resuena muy fuerte y lo comparten miles y miles de personas.

Por el momento los fieles ya están rezando por la visita del Papa, por la quinta Conferencia; ciertamente van a seguir los trabajos muy de cerca por los medios de comunicación y muchos vendrán a Aparecida a hacer compañía con su propia presencia.

--¿Qué frutos pastorales espera de la venida del Papa a Brasil?

--Monseñor Damasceno: Pienso que el Papa traerá una palabra iluminadora para la quinta Conferencia, para los delegados del evento. Creo que nos ofrecerá una profundización de nuestra identidad de cristianos, de católicos, discípulos, y ciertamente la consecuencia será el ardor misionero que debe estar presente y llegar al corazón de toda la Iglesia en América Latina. Creo que el Papa afirmará con más claridad la vocación misionera de la Iglesia en América Latina. Vocación no sólo para el interior del continente sino también «ad gentes». Será una palabra que nos fortalecerá en la fe y ahondará nuestra comunión. Porque la fuerza y la eficacia de la misión depende, aparte de la acción, del Espíritu Santo, que es el protagonista de la misión, de nuestra comunión, de nuestra unión. Pienso que el Papa subrayará mucho esto: nuestra identidad de discípulos de Cristo, como consecuencia de esa adhesión a Cristo y de anunciarlo a las personas. Ciertamente el Papa va a acentuar también la dimensión social de nuestra fe en Jesucristo, que nos debe llevar a un compromiso con una transformación de la sociedad, la construcción de una sociedad más justa, fraterna, humana y solidaria. En su primera encíclica, el Papa recuerda que el cambio de estructuras corresponde a la política, pero corresponde a la Iglesia despertar las conciencias, despertar las voluntades para realizar el bien común de la sociedad. Creo que no dejará de tocar ese punto, estando en América Latina y en Brasil.

--Usted tomó posesión como arzobispo de Aparecida hace cerca de dos años. ¿Cómo vive la tarea de ser el anfitrión del primer viaje del Papa fuera de Europa y de un evento de esta importancia para la Iglesia en América Latina y para el mundo?

--Monseñor Damasceno: Realmente me sorprendió mucho la decisión del Santo Padre de venir a Aparecida y al mismo tiempo el que fuera elegida como lugar de la quinta Conferencia. Fui a Roma en junio pasado para invitarle. En una audiencia que me concedió, le entregué una réplica de la imagen de Nuestra Señora Aparecida y lo invité a venir a visitarla. No pensé nunca en la quinta Conferencia. La invitación partió simplemente del arzobispo de Aparecida. Dejé esta invitación por escrito con motivo de los 75 años de Nuestra Señora Aparecida como patrona de Brasil. En esta carta-invitación hice referencia a las relaciones del Santuario con la Santa Fe y con el Papa Pío XI, que proclamó a Nuestra Señora Aparecida patrona de Brasil, con Pablo VI que envió una rosa de oro, Juan Pablo II que consagró el Santuario, y otros acontecimientos. Pedí que, si podía, que nos mandara un mensaje con ocasión de este evento. Enseguida vino el mensaje del Papa a través del cardenal Angelo Sodano, secret ario de Estado vaticano. El Santo Padre nos envió un cáliz muy bonito como recuerdo del evento con el que celebré la misa del día 16 de julio, fecha de la firma del decreto de declaración de Nuestra Señora Aparecida como patrona de Brasil y quien firmó el decreto en la época fue también un futuro Papa, el cardenal Eugenio Pacelli.

Está claro que quien hace la invitación siempre desea que el Papa venga. Pero yo no esperaba que tuviéramos la sorpresa tan agradable de que el Santo Padre viniera aquí para inaugurar la quinta Conferencia que había decidido celebrar en Aparecida. Eso nos llenó de alegría pero al mismo tiempo de cierto temor por la responsabilidad que representa ser el anfitrión de estos dos eventos tan significativos. Aunque no seamos nosotros los que tomamos la iniciativa, ni decidimos, la tarea de acoger constituye una responsabilidad de colaborar para que todo vaya de la mejor manera posible. La imagen que se lleve de América Latina, de Brasil, será la imagen que en cierto modo nosotros demos aquí en Aparecida a los obispos delegados y en especial al Santo Padre y a su comitiva. De modo que recibo esta tarea con mucha honra y mucha alegría porque son momentos de gracia para Brasil y para América Latina. Con mucha confianza en Dios y con la colaboración de todos, trabajando para que estos eventos traigan los mejores frutos para la Iglesia.