ROMA/VALENCIA, lunes, 17 julio 2006 (ZENIT.org).- Tras el gran Encuentro Mundial de las Familias (EMF) celebrado en Valencia (España) con el Papa, ahora empieza otra etapa, la de la familia evangelizada y evangelizadora, considera el arzobispo anfitrión.
Mantiene vivo el Papa en su memoria este gran encuentro, como reconoció el domingo tras rezar el Ángelus (Zenit, 16 julio 2006).
«Renuevo el aliento a las familias cristianas, para que sepan vivir y transmitir con gozo la fe a las nuevas generaciones», expresó Benedicto XVI ante miles de fieles que acudieron a orar con él en el Valle de Aosta (Alpes italianos), donde pasa unos días de descanso.
El arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, abordó en los micrófonos de «Radio Vaticana» la «herencia» de este EMF.
«Comenzamos otra etapa para lograr que la familia sea realmente evangelizada y evangelizadora, que sea una comunidad de fe y que logre transmitirla también a sus hijos», dijo el prelado en palabras que tradujo simultáneamente al italiano la emisora pontificia.
«Estamos empleando todos los medios y creo que será una novedad la divulgación y la comunicación de esta divulgación, con una pedagogía adecuada, en el corazón de la famila», añadió.
Se trata, por lo tanto, de que «la familia tenga su identidad y construya entre los hijos, los padres y los abuelos, la que llamamos la “Iglesia doméstica”», explicó.
«Si lo logramos, tendremos entonces todo lo que deseamos, que la familia entre en el proceso educativo de los hijos, y podremos así garantizar una educación en la fe», apuntó monseñor García-Gasco.
Recodando los acontecimientos vividos hace una semana, el arzobispo de Valencia apuntó: «El Papa ha sido muy claro, con una transparencia tal que nos ha motivado a todos nosotros a hacer lo mismo».
«No perdió el tiempo en lamentarse o en hacer referencia a las dificultades políticas de nuestra sociedad en este momento –describió–. Nos invitó a no mirar atrás, sino adelante, pensando que en este momento lo que es importante es que seamos capaces de transmitir una doctrina clara, profunda».